Paleolítico inferior

Se puede afirmar que el Paleolítico Inferior temprano en Asia Occidental –región que aquí se refiere a los modernos Irán, Irak, Turquía, Siria, Líbano e Israel, junto con los países de la península arábiga– coincidió con la salida de África del Homo erectus, el primer humano con un gran cerebro y capaz de adaptarse a nuevos climas; y en general se acepta que su inicio se halla dentro de la industria achelense, en el complejo de Ubeidiya, a 3 km al sur del mar de Galilea, y cuya antigüedad se halla entre dos millones y seiscientos cincuenta mil años.

A orillas del antiguo lago Ubeidiya habrían habitado seres humanos de forma intermitente durante un largo período de tiempo, buscando las materias primas para elaborar implementos y herramientas de distintas formas –bifaces, triedros, tetraedros, cortadores, planos masivos, raspadores, poliedros, esferoides y herramientas ligeras de escamas– que serían utilizados en actividades de caza. Dichas herramientas estarían hechas a partir de adoquines de basalto, piedra caliza y pedernal, lo que da cuenta de que estos individuos poseían un conocimiento relativamente sofisticado de las cualidades de estas rocas y la capacidad de localizarlas, seleccionarlas y adaptarlas a sus necesidades.

Otro lugar achelense probablemente contemporáneo con Ubeidiya, aunque de mucha menor importancia –por encontrarse en él una cantidad de implementos bastante más baja–, es Sitt Markho, en la costa siria, en la desembocadura de Nahr Al Kabir, cerca de Lataquia. Luego, a lo largo del río Orontes, por la presencia de copos y picadores, tuvieron lugar los complejos de Meharde, Khattab y Al-Farshe. Posterior a Ubeidiya y Sitt Markho, en otros sitios como Sheikh Muhammad, Fidio y Jabal Idriss también se habría producido artefactos achelenses tempranos. Y con una variedad que resulta difícil de clasificar, están los 17 descubiertos en Burj Qinnarit, al Norte de Saida en el Líbano.

Tradición achelense.[1]

En una segunda etapa del Paleolítico Inferior –clasificada como Paleolítico Inferior medio– se producirían herramientas con una técnica de descascarado más elaborada que culminaría con la aparición de las escamas de Levallois primitivas. A tal período pertenecería la llamada «Formación Latamneh», una franja que va desde el Éufrates hasta el Norte de Jordania, en la que sus habitantes habrían construido refugios ligeros, cazado mamíferos y –dada la variedad de implementos hallados– tal vez incluso dividido el trabajo; y éste tendría lugar de igual forma más al sur, en el Líbano, a orillas del Litani y en Joub Jannine, en el Valle de la Becá. Otros sitios de este Paleolítico Inferior medio se encontrarían en las orillas del Éufrates en Siria, en Shnine, Al Kowm en el desierto de Palmira y en Daugara en las orillas del Zarqa en Jordania.

Un avance técnico en las herramientas, que ahora serían menos voluminosas, de fabricación más detallada y diversificada, y producidas a través del descascarillado de Levallois, daría cuenta del Paleolítico Inferior tardío, una tercera etapa del Paleolítico Inferior, que aparecería en una buena cantidad de sitios, como en Jraibiyat, aguas debajo de Latamneh, o en la entrada de Ghab, en Aasharne. En este período de tiempo habría una presencia humana bastante constante en la región. Grupos sustanciales de seres humanos ocuparían en repetidas ocasiones los alrededores de Barda Balka en Irak, el Éufrates sirio medio y el Zarqa en Jordania.

A grandes rasgos, a lo largo del achelense temprano, medio y tardío, los implementos en Asia Occidental evolucionarían, pero la forma de vida se mantendría en esencia igual. Téngase en cuenta asimismo que tal industria se halla más que nada en la región de El Levante: Líbano, Siria e Israel, dado que, en la actualidad, no se sabe nada sobre qué material arqueológico de este período podría encontrarse en Turquía, Irak, Irán o la península arábiga. Por otro lado, la aparición de ésta en El Levante no parece haber sido uniforme, y habría sido introducida desde el exterior, siendo Asia Occidental un puente entre África y Eurasia.

Claro que el papel de la región no se limitó a la mediación. El achelense experimentó un desarrollo original y autóctono en esta parte del mundo, particularmente pronunciado al final con el advenimiento del avanzado achelense tardío y de todas las industrias de transición del Paleolítico Medio. En aquellos tiempos, aunque no fue la cuna de los achelenses, Asia occidental jugó un papel esencial en la evolución de la humanidad.

Paleolítico Medio

El «Paleolítico Medio» está caracterizado por los restos culturales dejados por pequeños grupos de cazadores recolectores, antes de la aparición de una mayor diversidad de herramientas de piedra y evidencia de actividades más complejas atribuidas al Homo Sapiens anatómicamente moderno. Dichos restos culturales están limitados en gran medida a los productos y subproductos de la fabricación de herramientas astillando los bordes de simples escamas de pedernal o de escamas hechas mediante la técnica de preparación de núcleos de Levallois; la que daría cuenta de la capacidad de aquellos individuos de conceptualizar una compleja sucesión de acciones.

Si bien en la fabricación de herramientas queda clara la continuidad entre el Paleolítico Inferior y el Paleolítico Medio, debe saberse que ambos períodos tienen marcadas diferencias; los patrones distintivos de las herramientas, por ejemplo, son mucho más evidentes en el Paleolítico Medio, y si bien su significado cultural es todavía controvertible, queda claro que reflejan un comportamiento más conceptual de estas comunidades en comparación con las anteriores; mismo que se observa en repetidos casos de entierro deliberado de los muertos durante la segunda fase del Paleolítico Medio –de excepcional interés para el estudio de la evolución biológica humana, dado que incluyen tanto a los neandertales como a las formas modernas de Homo Sapiens, así como a algunos individuos que exhiben características de ambos tipos–. Práctica que no se halla en el Paleolítico Inferior. Así, la mayor importancia histórica del Paleolítico Medio radica en su posición de desarrollo al final de una secuencia muy larga del Paleolítico Inferior que se caracteriza por pequeños cambios a lo largo de muchos cientos de miles de años.

Las regiones de Asia Occidental que han proporcionado más evidencia de las culturas del Paleolítico Medio y las personas que las componían, son El Levante, en el extremo oriental del Mediterráneo, y los márgenes y elevaciones más bajas de las montañas Zagros en el Oste de Irán y el Norte de Irak. Como hoy, habría existido en aquel entonces importantes contrastes entre ambas zonas, debido a razones geográficas.

Herramientas del musteriense levantino.[2]

Una etapa inicial del Paleolítico Medio en El Levante se remontaría aproximadamente a 110.000 u 80.000 años, habiendo comenzado quizás un poco antes. Ésta dejaría cantidades variables de hachas de mano y herramientas de escamas grandes, como raspadores gruesos y de bordes empinados. Los homínidos de esta época, que produjeron las referidas diferentes clases de herramientas, siguen siendo hoy biológica y mentalmente desconocidos. El único fósil humano de ese entonces es el conocido «cráneo de Galilea», recuperado en la cueva de Zuttiyeh, y que tiene cierto parecido con los neandertales posteriores del Occidente asiático, claro que algunos paleontólogos sostienen que se trata de distintos especímenes.

El segundo período estaría caracterizado por un uso intensivo, en todos los sitios conocidos, de la técnica de Levallois de fabricación de escamas y la ausencia casi total de hachas de mano y raspadores pesados. La industria lítica empezaría a distinguirse en este punto como Musteriense, y con ella cesaría la fabricación de bifaces y raspadores gruesos empinados anteriores. Un punto interesante para la historia es que todas las industrias asociadas con los entierros son esencialmente levantinas, sin importar el desarrollo evolutivo de las personas; lo que parece dar cuenta de que el potencial biológico del Homo Sapiens anatómicamente moderno para los dramáticos avances culturales que caracterizaría al Paleolítico Superior, tenían presencia en El Levante mucho antes de la transición entre uno y otro período.

La aparición más temprana del Paleolítico Superior y la desaparición de las industrias del Paleolítico Medio está documentada en la actualidad hace unos 40.000 años, y consistió principalmente en un cambio tecnológico en la fabricación de herramientas. De modo que el Paleolítico Medio en El Levante parece mostrar una larga y lenta evolución que culminó con la presencia de industrias cualitativamente diferentes y homínidos que exhiben todas las características fundamentales de las poblaciones modernas.

Otra área en donde se ha encontrado restos del Paleolítico Medio, aunque pocos, en comparación con la abundancia de El Levante, es en los valles y estribaciones de las montañas de Zagros, al Norte y al Este de la llanura mesopotámica. Claro que es probable que la relativa baja cantidad de evidencia se deba a una exploración arqueológica considerablemente menor. Las herramientas halladas aquí –fabricadas a partir de nódulos relativamente pequeños de calcedonia, radiolarita y materiales similares– dan cuenta de un grupo bastante uniforme de industrias líticas que difieren de cualquiera de las pertenecientes al Paleolítico Medio del Levante; y dada dicha uniformidad, se agrupan bajo la denominación de «Zagros Musteriense».

En esta región de Zagros, sólo en la cueva Shanidar se han descubierto entierros, en dos grupos de restos humanos que consisten en un total de nueve individuos que habrían sido neandertales, y que, a su vez, constituyen la muestra más grande de este tipo de homínido extraída de un único lugar. Dos de tales entierros son de especial interés en la comprensión del desarrollo cultural humano en aquel período. El homínido Shanidar 1, varón adulto que falleció entre los 30 y 40 años, expone lesiones extensas que derivaron en la pérdida de la visión en un ojo, probable parálisis del brazo derecho y la mutilación de la pierna derecha al menos varios años antes de su fallecimiento. Debido a la poca probabilidad de que un hombre en esas condiciones fuera capaz de desempeñar alguna actividad económica en su sociedad, su supervivencia podría verse como una evidencia del notable nivel de cuidado y apoyo altruista por parte de su grupo.

El segundo entierro es el de Shanidar 4, que contiene además numerosos granos de polen de plantas caracterizadas por flores brillantes y visibles. Los granos de polen agrupados evidenciarían que las flores enteras se hallaron alguna vez presentes, y a partir de ello, se ha especulado que había propensiones estéticas en los neandertales a la hora de llevar a cabo el entierro. Hoy, esta es la única evidencia disponible de asociación de flores con entierros neandertales.

Paleolítico Superior

Las diferencias entre los logros culturales de los pueblos del Paleolítico Medio y sus descendientes del Paleolítico Superior, en el Sudoeste asiático, no son demasiado significativos. Los yacimientos de este último período son en general reducidos, muchos de ellos hallados en la región semiárida del Néguev y el Sinaí, y en los márgenes del desierto sirio-árabe; y sus cuevas parecen ser mucho menos espaciosas que las de las gentes del Paleolítico Medio.

Respecto a las tumbas del Paleolítico Superior, éstas son escasas y sólo una se ha descrito al detalle. Asimismo, aunque se han recuperado restos humanos incompletos de varias cuevas, ninguno de ellos da cuenta de entierros intencionales. Una tumba –la única– descubierta en Nahal Ein Gev I, en el contexto de una industria donde predominaban los buriles, contenía el entierro flexionado de una mujer, de 30 a 35 años, acostada sobre su lado derecho con algunos núcleos de cuerno de gacela en el relleno del sepulcro. Sus atributos físicos indican afinidad con los humanos europeos del Paleolítico Superior y la posterior población proto-mediterránea del sudoeste asiático.

En sitios de cuevas y refugios rocosos –que constituyen la mayoría de los yacimientos conocidos del Paleolítico Superior–, como Ksar Akil, El-Wad, Jabrud II, y otros, se han hallado restos de fauna, que claramente manifiestan el consumo de carne de los animales comunes en las cercanías de cada sitio. Por su parte, los huesos se usaban a veces como materia prima para la fabricación de herramientas –en especial punzones–. El uso del ocre se observa en forma de pequeños bultos, grandes áreas y artefactos teñidos de este color. Las personas de esta época habrían incluso recolectado huevos de avestruz, tal vez para utilizarlos como recipientes de agua.

La industria del auriñaciense levantino –representada por hojas, raspadores, astas y herramientas de hueso– en el cinturón vegetal mediterráneo y en las sierras costeras, podría haber sido producto de la penetración de cazadores-recolectores europeos a través de Anatolia en El Levante; sin negar la posibilidad de redes de intercambio de largo alcance. En El Levante central se hallan conjuntos líticos que evidencian el uso combinado de dos técnicas de tallado, una de los cuales, la más dominante, produjo copos y hojas gruesas. Dichos conjuntos, asimismo, contenían losas que se usarían para mezclar pigmentos rojos y negros. En la cueva de Hayonim dos losas de piedra caliza finamente grabadas exhiben los resultados de raras actividades artísticas; mostrando una de ellas la forma de un animal, que tal vez sea un caballo.

La industria microlítica de Kebaran es considerada en Asia Occidental como el Epipaleolítico temprano. La misma tuvo su primera etapa hace aproximadamente 19.000 años; y su segunda, denominada el Kebaran Geométrico –que incluía herramientas geométricas, en su mayoría trapecios y rectángulos, y rara vez triángulos y semilunas–, hace más o menos 14.500 años. De aquí surgiría la cultura natufiense hace unos 12.500 años. Es sólo con el establecimiento de sitios natufienses, que se logrará el cambio real de lo que era una forma de vida típica del Paleolítico a un incipiente sedentarismo con comunidades dedicadas al cultivo. Respecto al Kebaran Geométrico, éste abarca el noroeste de Siria, el Líbano, las montañas Antilíbano, Galilea, el monte Carmelo, el valle del Jordán, las mesetas de Transjordania, la llanura costera, el Néguev y el Sinaí.

La tecnología kebariense consistía en la eliminación de las hojas de los núcleos líticos, por lo general con una plataforma de golpe. Con estas láminas se formaban distintos tipos de microlitos estrechos, cuyo ancho variaba mayormente entre 4 y 7 mm. En los asentamientos de Kebaran se hallaron morteros, cuencos, piedras marcadas con copa y unas pocas herramientas óseas, casi siempre puntas y pulidores.

Las herramientas de golpe, por su lado, dan cuenta de la preparación de alimentos vegetales aún no determinados, así como del procesamiento del ocre. Los cuencos y morteros se habrían utilizado probablemente para machacar legumbres tostadas, granos de cereales silvestres o bellotas. Los escasos moluscos marinos en estos sitios indican una cierta preferencia por las conchas mediterráneas.

Dos entierros, posiblemente de la edad de Kebaran, fueron descubiertos en un sitio de un sitio cerca de Qasr Kharana. El primero era un adulto joven, quizás un hombre; y el segundo, un hombre de entre 35 y 45 años, tendido de espaldas con las manos a los lados. Cerca del cráneo de este último se hallaron dos núcleos de cuerno de gacela, y un examen paleopatológico manifestó que había sufrido infecciones óseas antes de fallecer.

La cultura natufiense habría sido definida sobre la base de la evidencia hallada en el monte Carmelo y los sitios de cuevas y refugios rocosos del desierto de Judea; aunque se han descubierto asentamientos al aire libre y en lugares como Jericó y Abu Hureyra. Esta cultura dependió para su subsistencia de la región de zonas verdes de El Levante mediterráneo; e iniciaría, en su etapa más temprana, hace alrededor de 12.800 años, y en su fase más tardía, hace 10.500 años.

Objetos natufienses.[3]

El natufiense temprano se caracterizó por viviendas, entierros individuales y comunales, gran cantidad de machacadores, objetos de arte, una rica industria ósea y el predominio de los microlitos. El tardío, por su parte, es similar a su predecesor, aunque con herramientas líticas más estandarizadas y una industria ósea empobrecida. Es en esta etapa del paleolítico donde se empiezan a reconocer aldeas incipientes, estacionales o transitorias, situadas a distancias razonables. Aquí las casas estarían construidas en piedra desnuda sobre una pendiente, y, exhibiendo el uso de yeso primitivo, serían parcialmente subterráneas, con un diámetro de entre 4 y 9 m.

Los entierros natufienses, por lo general colectivos, también son bastante comunes en estas aldeas incipientes, lo que da cuenta de la propiedad de un determinado lugar y el territorio circundante. Las primeras tumbas de este tipo habrían pertenecido a familias particulares, e incluyen una cantidad relativamente grande de esqueletos con sus ornamentos personales. Así, entre esta población enterrada se reconocería jerarquía social, lo que manifiesta un incremento de la complejidad de las relaciones.

La evidencia arqueológica asimismo expondría el uso de arcos, flechas y lanzas en esta época, probablemente usados en la caza de gacelas, jabalíes, gamos, cabras montesas, mamíferos y reptiles, los animales más frecuentes en la dieta de aquellas comunidades; también en la pesca y la recolección.

En términos generales, el natufiense marcaría un cambio importante en la evolución de la humanidad, dado que permitiría el establecimiento de comunidades sedentarias que, a diferencia de otras de cazadores-recolectores sedentarios, abrirían paso al surgimiento de auténticas aldeas agrícolas. El sentido de territorialidad se expresa tanto en el patrón de dispersión de los sitios natufienses como en los cementerios dentro de ellos.

Bibliografía

John Shea; ResearchGate. The Middle Paleolithic of the East Mediterranean Levant.

Gonen Sharon. The early prehistory of Western and Central Asia.

UNESCO. History of Humanity, Volume I; Prehistory and the Beginnings of Civilization.


[1] K. Kris Hirst; ThoughtCo. Acheulean Tradition. https://www.thoughtco.com/acheulean-tradition-169924

[2] John Shea; ResearchGate. The Middle Paleolithic of the East Mediterranean Levant, p. 329. https://www.researchgate.net/publication/226817344_The_Middle_Paleolithic_of_the_East_Mediterranean_Levant

[3] Bar-Yosef; SemanticScholar. The Natufian culture in the Levant, threshold to the origins of agriculture. https://www.semanticscholar.org/paper/The-Natufian-culture-in-the-Levant%2C-threshold-to-of-Bar-Yosef/a55a1fde182dadd5488bce10f3d3b478d6bf47f6