Las afirmaciones con la que Germar Rudolf se opone a la incineración de cadáveres en pozos al aire libre en el campamento de Birkenau, tal y como lo describe la versión oficial de la historia, son esencialmente: que esto era imposible debido al alto nivel del agua freática, ya que ésta habría llenado los mencionados pozos de incineración con bastante rapidez y provocado, en consecuencia, que el fuego no pudiera hacer su trabajo; y que tal actividad de quema de cadáveres jamás habría sido permitida debido al riesgo de contaminación del agua potable.
Para poner la situación un poco en contexto hay que precisar que las incineraciones al aire libre –además de la gran cantidad de evidencias que sin lugar a duda las demuestran, como veremos dentro de poco– se basan en testimonios como el siguiente de Henryk Tauber:
En el patio, había torres de vigilancia, donde las SS armadas con ametralladoras mantenían la guardia. Además, toda el área estaba rodeada de alambre de púas electrificado y los patios estaban iluminados por poderosas lámparas. En mayo de 1944, las SS nos ordenaron cavar cinco pozos en el patio del crematorio 5, entre el edificio mismo y la zanja de drenaje, cinco pozos que se usaron más tarde para incinerar los cadáveres de personas gaseadas de los transportes húngaros. Aunque se colocó una pista para los carros entre el edificio y los pozos, nunca lo usamos porque las SS lo consideraron inconveniente, por lo que tuvimos que arrastrar los cuerpos directamente desde las cámaras de gas hasta los pozos. Al mismo tiempo, el antiguo Bunker 2, con sus pozos de incineración, también se preparó para su reutilización. Nunca trabajé allí. Se descubrió que los pozos quemaban mejor los cadáveres, por lo que los crematorios se cerraron uno tras otro después de que los pozos entraron en funcionamiento. El primero en ser detenido fue el crematorio 4, aparentemente en junio de 1944, luego, en octubre de 1944, creo, los crematorios 2 y 3. El crematorio 5 siguió funcionando hasta que los alemanes huyeron. Hacia el final, se utilizó para incinerar los cuerpos de los presos que murieron de forma natural o fueron ejecutados. La gasificación cesó en octubre de 1944.
Cita Original:
In the yard, there were watchtowers, where SS armed with machine guns kept guard. Furthermore, the whole area was surrounded by electrified barbed wire and the yards were lit by powerful lamps. In May 1944, the SS ordered us to dig five pits in the yard of crematorium 5, between the building itself and the drainage ditch, five pits which were used later for incinerating the corpses of gassed people from the Hungarian transports. Although a track for the trolleys was laid between the building and the pits, we never used it because the SS considered it to be inconvenient, so we had to drag the corpses straight from the gas chambers to the pits. At the same time, the old Bunker 2, with its incineration pits, was also made ready for re-use. I never worked there. It was realized that the pits burned the corpses better, so the crematoria closed down one after the other after the pits came into operation. The first to be stopped was crematorium 4, apparently in June 1944, then, in October 1944, I think, Krematorium 2 and 3. Crematorium 5 kept going until the Germans fled. Towards the end, it was used to incinerate the bodies of prisoners who died naturally or were executed. Gassing ceased in October 1944. [1]
Tal vez valga la pena precisar que las principales teorías negacionistas respecto a la imposibilidad de quemar cadáveres en fosas al aire libre, provienen de Carlo Mattogno –que, en el mundo del negacionismo, sería a la cremación de cadáveres en los campos de concentración lo que John Ball es a las fotos aéreas y Germar Rudolf al uso de Zyklon B como agente homicida–. Todas ellas de cualquier manera refutadas en análisis como el de John C. Zimmerman en Body Disposal At Auschwitz: The End of Holocaust-Denial[2]. Con todo, dejaremos a Mattogno para otra ocasión y nos enfocaremos sólo en los alegatos de Rudolf; los cuales quedan por completo eliminados al echarle un vistazo a la geología de Auschwitz.
De acuerdo con Zarys Geologii Polski, el terreno de Auschwitz está subyacente a sedimentos marinos del Mioceno[3] que se depositaron al norte de las montañas de los Cárpatos. Esta deposición se debió a una contracción del área que permitió la transgresión marina y el depósito de arcilla de 40 a 70 metros de espesor. El siguiente evento geológico importante que tuvo lugar en Auschwitz fue el período de glaciación del Danubio[4] durante el Pleistoceno[5], que fijó depósitos glaciofluviales y glaciolacustros de 25 a 75 metros de espesor.
El diccionario de términos geológicos del American Geological Institute define los depósitos glaciofluviales de la siguiente forma: «relacionado con aguas de deshielo o depósitos glaciales dejados por estas aguas»[6]; y los depósitos glaciolacustros: «relativo a, o derivado de, o depositado por, lagos glaciares».[7]
Los depósitos glaciofluviales están caracterizados por arenas y gravas, mientras que los glaciolacustros por arcillas en capas delgadas. Las arcillas son, en términos generales, impermeables al agua, y ésta es una de las razones por las que las comisiones de vertederos buscan áreas subyacentes por depósitos de arcilla; para evitar la escorrentía subsuperficial de agua contaminada en el nivel freático natural.
Uno de los motivos por los que Auschwitz fue elegido para establecer un campamento fue el fácil acceso a los materiales necesarios para la fabricación del concreto a ser utilizado en edificios y construcciones industriales; en este sentido el área de Auschwitz era conocida por la grava y la arena que poseía, que, como es típico, se encuentran en áreas gruesas de depósitos glaciofluviales. De hecho, justo al norte de la ciudad de Auschwitz se encuentra el sendero de un río seco que durante mucho tiempo llevó la corriente glacial hacia la ciudad del norte.
Lo anterior indica que el área de Auschwitz se encontraba bajo el agua, dado que el agua del deshielo de los glaciares fluyó hacia el sur y quedó atrapada contra las faldas de las montañas de los Cárpatos, por lo que los depósitos glaciolacustros, especialmente arcillas, se habrían depositado en el área del campamento. Esto se puede verificar observando que hay 200 pies (61 metros) de marga[8] impermeable debajo de éste.
El estudio sobre Auschwitz encargado por el tercer Reich al profesor Zunker[9] estableció que esta área era húmeda y pantanosa, y ello ha causado confusión, tal vez intencionada, tal vez no, en cuanto a su significado. Un pantano en un terreno anteriormente glaciar, o en los países del norte, no significa lo mismo que un pantano en ciudades como Luisiana o Florida. En estas últimas los pantanos son áreas bajas que están permanentemente húmedas, mientras que en el norte un pantano también es un área húmeda, pero no necesariamente de poca altura –hay pantanos incluso a mitad de la ladera de una montaña–. La diferencia entre uno y otro radica en cómo se formaron. Los pantanos en Florida tienen un río que los atraviesa, los pantanos como el de Auschwitz son causados por un deficiente drenaje.
En Auschwitz, el suelo arcilloso impidió que el agua se drenara, de modo que ésta quedó atrapada en la superficie y no pudo llegar ni al nivel freático ni a los ríos cercanos. El efecto se puede simular tomando un trozo de arcilla y formando una pequeña colina con una depresión, y luego echando agua sobre ella. El agua se acumulará en la depresión, mientras que el resto que caiga fuera se drenará. Para secar este micro pantano debe haber una grieta en el material que contiene el agua; ésta debe evaporarse; o puede cortarse el costado de dicho pantano y dejar que el agua se drene por ahí.
Esta última opción es lo que se hace más frecuentemente en los casos de pantanos elevados, y es lo que ocurrió en Auschwitz. Tenemos entonces que la fuente de agua en este campamento no estaba en el suelo, sino atrapada sobre el suelo. Al proporcionar drenaje lejos del campamento, se evita que el agua se acumule y, en consecuencia, se elimina el pantano. Debido a que la razón por la que el agua se acumulaba era la impermeabilidad del suelo en primer lugar, una vez se drene el agua, no se verá ninguna cantidad de agua importante saliendo desde abajo. Claro que los pozos eventualmente se llenarán del agua freática que viaja a través de pequeñas imperfecciones en la arcilla, y del agua de lluvia, pero éstos no estarán en peligro de convertirse en un estanque dentro de un período razonable de tiempo.
Estas zanjas que permitieron el fácil drenaje de Auschwitz estarían en construcción y mantenimiento permanente durante el uso de este terreno como campo de concentración por los nazis. Fotos y testimonios en trabajos como el de Robert Jan van Pelt y Deborah Dwork: Auschwitz, 1270 to the Present, así nos lo confirman.
A partir de aquí es que los argumentos negacionistas sobre la imposibilidad de cavar pozos para la incineración de cadáveres pierden todo fundamento; con estos conocimientos geológicos básicos se puede entender que, en Auschwitz, era posible cavar pozos y mantenerlos libres de agua durante el tiempo necesario para incinerar cadáveres.
En cuanto a la posibilidad de contaminación del agua por esta quema de cadáveres, puede leerse un interesante artículo de Andrew Mathis, Roberto Muehlenkamp y Sergey Romanov[10] para la web del Holocaust Controversies, que nos señala que el riesgo de dicha contaminación depende de una serie de factores –en especial ambientales– que afectan las posibilidades de supervivencia de los microorganismos: temperatura, desecación, el pH del suelo, los cationes y la textura del suelo, entre otros. Estos autores citan un documento de la OMS (Organización Mundial de Salud) sobre el impacto de los cementerios en el medio ambiente y la salud pública, en donde se manifiesta que la mayoría de los microorganismos se filtran hacia la superficie del suelo o cerca de ella y que la absorción de éstos disminuye a medida que aumenta la velocidad del agua. Ello, junto con la desconocida profundidad de la zona que separa la capa freática de las fosas de cadáveres, hace imposible predecir en qué medida la presencia de un gran número de cadáveres contaminaría el agua subterránea en los campos de concentración.
Mathis, Muehlenkamp y Romanov también se refieren a un artículo sobre los riesgos de enfermedades infecciosas causadas por cadáveres luego de desastres naturales, para hablar de la relación entre la contaminación por la lixiviación de cadáveres y la profundidad del nivel freático:
Si bien existe evidencia de contaminación microbiológica en las inmediaciones de los cementerios, la rápida atenuación de estos microorganismos sugiere que representan un riesgo menor para el público. Sin embargo, cuando es necesario elegir un nuevo sitio de entierro, se deben considerar varios problemas. Una mezcla de suelo de arena y arcilla de baja porosidad y una textura de grano pequeño a fino es probable que maximice la retención de patógenos en la zona insaturada. En tales condiciones del suelo, el nivel freático debe tener una profundidad de al menos 2,5 m para permitir una profundidad de sepultura «tradicional» de seis pies (1,8 m), con una zona insaturada de 0,7 m. Es posible que esto deba ajustarse para condiciones de suelo más poroso, mínimos topográficos y puntos bajos de gradientes hidráulicos. Para proteger los suministros de agua, se han sugerido distancias de al menos 30 m desde manantiales o cursos de agua y 250 m desde cualquier pozo, o cualquier fuente de agua potable. Sin embargo, no hay estándares aceptados, y las distancias se eligen mejor en función de las condiciones hidrogeológicas locales y con el acuerdo de las comunidades cercanas.
Cita Original:
Although there is some evidence of microbiological contamination in the immediate vicinity of cemeteries, the rapid attenuation of these microorganisms suggests that they pose little risk to the public. However, where it is necessary to choose a new burial site, several issues should be considered. A soil of sand-clay mix of low porosity and a small- to fine-grain texture is likely to maximize pathogen retention in the unsaturated zone. In such soil conditions, the water table should be at least 2.5 m deep in order to allow a «traditional» grave depth of six feet (1.8 m), with a 0.7-m unsaturated zone. This may have to be adjusted for more porous soil conditions, topographic lows, and low points of hydraulic gradients. To protect water supplies, distances of at least 30 m from springs or watercourses and 250 m from any well, borehole, or any source of drinking water have been suggested. However, there are no accepted standards, and distances are best chosen based on local hydrogeological conditions and with the agreement of nearby communities.[11]
La transformación de cadáveres en adipocira[12], hallada, por ejemplo, en las tumbas del campo de concentración de Belzec, sería asimismo un factor que obstaculizaría la contaminación del agua freática por los cadáveres. Si la zona insaturada que separa el fondo de las tumbas del nivel freático era lo suficientemente delgada para que las capas inferiores de cuerpos estuvieran en un ambiente húmedo, es bastante seguro que estos cadáveres se habrían convertido en adipocira también en los demás campos de concentración. Casos en los que la filtración del lixiviado por el subsuelo habría sido menor, dado que la adipocira habría retenido al menos parcialmente este lixiviado y evitado que llegara a las aguas subterráneas.
La cal viva también es un elemento más que evita la contaminación por lixiviación. Los escritores para el Holocaust Controversies exponen el caso de Stanley Michael, un experto en salud de la ciudad india de Chennai encargado de la prevención de enfermedades que, después del tsunami del 2004, se sintió preocupado por la posibilidad de que el agua potable se contaminara con todos los cadáveres, especialmente después de saber que el nivel freático del área era bastante alto: seis pies por debajo de la superficie. Lo que más le preocupaba era el cólera, enfermedad mortal endémica que se propaga en parte por beber agua contaminada.
La Organización Mundial de la Salud había recomendado el uso de una vacuna inyectable contra el cólera, pero Michael dudaba de su efectividad. Luego del tsunami, se sentó en un escritorio en la oficina de salud y bosquejó una mejor alternativa: entre otras cosas, los cuerpos serían colocados en fosas comunes revestidas con múltiples capas de polvo blanqueador, cal y tierra, que purificarían cualquier fluido que se filtrara. Los funcionarios locales construyeron 73 fosas, la más grande con 800 cuerpos. Michael aseguró que ello fue lo que previno la epidemia.
El artículo utilizado por los referidos autores en donde se relata la historia de Stanley Michael sugiere entonces que el riesgo que los pozos de enterramiento masivo representan para el agua subterránea se reduce considerablemente, si no se elimina, mediante el uso de cal desinfectante y/o polvo de blanqueo. Lo importante de esto es que se sabe que, por ejemplo, en Treblinka, cada capa de cuerpos de las fosas comunes era cubierta con una fina capa de arena o cal viva antes de agregar la siguiente capa. Es posible que esta cal viva haya impedido que una cantidad considerable de patógenos llegaran al agua subterránea.
Un segundo efecto de la cal viva es que acelera la descomposición. Además de actuar como un desinfectante, puede haber llevado a que los cadáveres de las fosas comunes alcanzaran más rápidamente una etapa de descomposición en la que serían un peligro potencial menor para las aguas subterráneas. Mathis, Muehlenkamp y Romanov extraen la importancia de la edad de los cadáveres en una fosa común en relación con la posible contaminación del agua subterránea, de un artículo titulado Carcass Disposal: A Comprehensive Review:
Parte de la mejor información disponible sobre la descomposición de cadáveres de animales en sitios de enterramiento proviene del brote de fiebre aftosa de 2001 en el Reino Unido. Aunque es un evento devastador, este incidente proporciona información única y valiosa relativa a la descomposición de cantidades masivas de cadáveres de animales. Un informe encargado en las primeras etapas del brote como resultado de los problemas relacionados con el uso de los sitios de entierro masivo intentó calcular el volumen de lixiviado fluido que se podría esperar que se origine a partir de ganado vacuno, ovejas y cuerpos de cerdo. Se estimó que aproximadamente el 50% del volumen total de fluido disponible se «filtraría» en la primera semana después de la muerte, y que casi todo el fluido inmediatamente disponible se habría drenado de los cuerpos en los primeros 2 meses.
Cita Original:
Some of the best information available on the decomposition of animal carcasses in burial sites stems from the 2001 outbreak of FMD in the UK. Although a devastating event, this incident provides unique and valuable information relative to decomposition of mass quantities of animal carcasses. A report commissioned at the very early stages of the outbreak as a result of problems related to the use of mass burial sites attempted to estimate the volume of fluid leachate which could be expected to originate from cattle, sheep, and pig carcasses. It was estimated that about 50% of the total available fluid volume would «leak out» in the first week following death, and that nearly all of the immediately available fluid would have drained from the carcass within the first 2 months.[13]
El autor de este reporte destacó el hecho de que gran parte de la información utilizada para generar sus estimaciones fueron obtenidas a partir de las tasas de descomposición establecidas para entierros humanos individuales sin ataúd. Y aunque ello indique que los valores en cuestión puedan no ser inmediatamente aplicables a los entierros masivos, el que el autor del estudio original los proporcione para referirse a ellos, sugiere que, aunque sean aproximados, siguen siendo útiles. En resumen: los cadáveres devorados por la cal viva serían lo suficientemente viejos para emitir una cantidad considerablemente menor de lixiviados.
Claramente, estas valoraciones no quieren decir que el agua subterránea de los campos de concentración haya sido la mejor y más saludable, sin ningún tipo de contaminación debida a cadáveres. Lo que señalan es la obvia nulidad del riesgo para la salud de un pozo de agua utilizado por hombres condenados a muertes en un campo de exterminio; de los que sus captores, que tenían acceso a fuentes de agua más alejadas de las fosas comunes y, por lo tanto, más seguras, no se debieron preocupar en absoluto.
Para aclarar las ideas sobre la posible contaminación causada por cadáveres, podemos usar el manual de la OMS, Bodies after Disasters: A Field Manual for First Responders, que señala:
1. ¿Los cuerpos muertos causan epidemias?
Los cadáveres de desastres naturales no causan epidemias. Esto se debe a que las víctimas de desastres naturales mueren a causa de traumas, ahogamientos o incendios. No tienen enfermedades epidémicas como el cólera, la fiebre tifoidea, la malaria o la plaga cuando mueren.
2. ¿Cuáles son los riesgos de salud para el público?
El riesgo para el público es insignificante. No tocan ni manipulan cuerpos muertos. Sin embargo, existe un pequeño riesgo de diarrea por beber agua contaminada por material fecal de cadáveres. La desinfección de rutina del agua potable es suficiente para prevenir enfermedades transmitidas por el agua.
3. ¿Pueden los cuerpos muertos contaminar el agua?
Potencialmente, sí. Los cuerpos muertos a menudo dejan escapar heces, que pueden contaminar los ríos u otras fuentes de agua, causando enfermedades diarreicas. Sin embargo, las personas generalmente evitarán beber agua de cualquier fuente que crean que tiene cuerpos muertos.
Cita Original:
1. Do dead bodies cause epidemics?
Dead bodies from natural disasters do not cause epidemics. This is because victims of natural disasters die from trauma, drowning or fire. They do not have epidemic causing diseases such as cholera, typhoid, malaria, or plague when they die.
2. What are the health risks for the public?
The risk to the public is negligible. They do not touch or handle dead bodies. However, there is a small risk of diarrhea from drinking water contaminated by fecal material from dead bodies. Routine disinfection of drinking water is sufficient to prevent water-borne illness.
3. Can dead bodies contaminate water?
Potentially, yes. Dead bodies often leak feces, which may contaminate rivers or other water sources, causing diarrheal illness. However, people will generally avoid drinking water from any source they think has had dead bodies in it.[14]
A pesar de que este manual sea para «primeros respondedores», menciona cuerpos descompuestos, lo que significa que, cuando menos en la cita anterior, cubre las primeras etapas de la descomposición. En general, los cadáveres pueden contaminar las aguas subterráneas porque tienden a filtrar heces, y la ingestión de tales sustancias provoca enfermedades diarreicas. El artículo ya citado sobre los riesgos de enfermedades infecciosas de cadáveres después de desastres naturales confirma esto señalando que donde cadáveres han contaminado el agua, la gastroenteritis ha sido el problema más notable.
Como la gastroenteritis, otra enfermedad causada por la contaminación del agua potable a través de desechos humanos es la fiebre tifoidea; producida por la bacteria Salmonella typhi y, aunque no relacionada, similar en ciertos síntomas al tifus –tal y como se le conoce en Inglaterra– transmitido por piojos Rickettsia prowazekii. La terminología alemana para estas enfermedades cambia al designar como «tifus» a lo provocado por la Salmonella typhi y como Fleckfieber (fiebre manchada) a la causada por Rickettsia prowazekii. Con todo, es posible que ambas enfermedades estuvieran presentes entre los prisioneros de los campos de concentración, una originada por condiciones higiénicas desastrosas, y la otra debido al agua contaminada por cadáveres. Lo importante de esto es que nos hace contemplar la conclusión de que, aún una alta posibilidad de contaminación del agua subterránea no tiene que estar en desacuerdo con la evidencia de la incineración de cadáveres en los campos de concentración, más bien, podría incluso ratificarla si se llegase a descubrir, por ejemplo, que la fiebre tifoidea inglesa o el tifus alemán fue provocado por agua contaminada por heces de cadáveres.
De cualquier manera, el punto claro aquí es que las infecciones gastrointestinales por la contaminación de las aguas subterráneas con heces de cadáveres no necesariamente tuvieron que haber afectado a los internos de los campos de exterminio. Como bien lo señalan los mencionados autores para el blog Holocaust Controversies –aunque, dado el origen de su artículo, refiriéndose sólo a los prisioneros del campo de concentración de Treblinka– los reclusos no corrían más riesgos de contraer una enfermedad debida al lixiviado de cadáveres en las fosas comunes de los que corre una gran parte de los habitantes de la India en la actualidad, gracias al agua contaminada por desechos humanos.
Ya habiendo expuesto las razones por las que los argumentos de Germar Rudolf sobre la incineración de cadáveres en fosas comunes no tienen sentido, démosle un repaso ahora a las principales pruebas de estos hechos que el químico negacionista y sus seguidores parecen ignorar deliberadamente.
Para empezar, Yisrael Gutman y Michael Berenbaum nos dicen en su Anatomy of the Auschwitz Death Camp que, en 1965, el museo estatal de Auschwitz encargó a Hydrokop, una empresa química minera con sede en Cracovia:
…que realizara pruebas geológicas en Birkenau para determinar los lugares de los pozos de incineración y las piras. Especialistas de Hydrokop perforaron 303 hoyos hasta 3 m de profundidad. Rastros de cenizas humanas, huesos y cabello aparecieron en 42 sitios. La documentación de todos los agujeros y los diagramas de su distribución se conservan en el Departamento de Conservación del Museo.
Cita Original:
…to carry out geological tests at Birkenau aimed at determining the locations of incineration pits and pyres. Specialists of Hydrokop bored 303 holes up to 3 m deep. Traces of human ashes, bones, and hair turned up in 42 sites. Documentation of all the holes and the diagrams of their distribution are preserved in the Conservation Department of the Museum.[15]
Similar a lo anterior, John Zimmerman nos dice en su ya mencionado artículo que el investigador del holocausto Robin O’Neil, junto con un equipo arqueológico, fue parte de una excavación en el campo de exterminio de Belzec en la que se revelaron tanto fosas comunes de miles de cuerpos que los alemanes no habían incinerado como cenizas de cuerpos incinerados.
Por supuesto que los testimonios de testigos, víctimas y perpetradores, de estos hechos, no faltan, entre ellos el de un Rudolf Höss que escribía en su diario:
Durante la primavera de 1942 todavía estábamos lidiando con pequeñas acciones políticas. Pero durante el verano, los transportes se hicieron más numerosos y nos vimos obligados a construir otro sitio de exterminio [además del Crematorio I]… Se construyeron cinco cuarteles, dos cerca de Bunker I y tres cerca de Bunker II. Bunker II era el más grande. Él soportaba alrededor de 1200 personas. Hasta el verano de 1942, los cuerpos aún estaban enterrados en fosas comunes. No fue hasta el final del verano [septiembre] de 1942 cuando empezamos a quemarlos. Al principio pusimos 2000 cuerpos en una gran pila de madera. Luego abrimos las fosas comunes y quemamos los cuerpos nuevos de los entierros anteriores. Los incendios prosiguieron continuamente, todo el día y toda la noche. A finales de noviembre se despejaron todas las fosas comunes. El número de cuerpos enterrados en las fosas comunes fue de 107.000. Este número contiene no sólo los primeros transportes judíos que fueron gaseados cuando comenzamos las quemas, sino también los cuerpos de los prisioneros que murieron en el campamento principal [Auschwitz I] durante el invierno de 1941 y 1942 porque el crematorio estaba fuera de servicio. Los prisioneros que murieron en Birkenau están incluidos en este número.
Cita Original:
During the spring of 1942 we were still dealing with small police actions. But during the summer the transports became more numerous and we were forced to build another extermination site [in addition to Crematorium I] … Five barracks were built, two near Bunker I and three near Bunker II. Bunker II was the larger one. It held about 1200 people. As late as the summer of 1942 the bodies were still buried in mass graves. Not until the end of the summer [September] of 1942 did we start burning them. At first we put 2000 bodies on a large pile of wood. Then we opened up the mass graves and burned the new bodies on top of the old ones from the earlier burials… The burning went on continuously – all day and all night. By the end of November all the mass graves were cleared. The number of buried bodies in the mass graves was 107,000. This number contains not only the first Jewish transports which were gassed when we started the burnings but also the bodies of prisoners who died in the main camp [Auschwitz I] during the winter of 1941 and 1942 because the crematory was out of order. The prisoners who died at Birkenau are included in this number.[16]
El sargento segundo de las SS Pery Broad relata en sus memorias, escritas casi al mismo tiempo que Rudolf Höss escribió la suyas, que:
Las personas seleccionadas como incapaces de trabajar en la rampa son llevadas al complejo de exterminio que consiste en dos casas de campo encaladas, designadas como Bunker, con techos de paja, puertas a prueba de gas y pequeñas persianas de madera en lugar de ventanas, varios cuarteles para caballos y una pista de tranvía que conduce a los pozos de incineración.
[…]
En las fosas de incineración, más de 1000 cadáveres están recubiertos con madera entre ellos y se encienden con metanol. Antes de la incineración, se extraen los dientes de oro de las víctimas gaseadas. Los cabellos cortados por las personas que fueron seleccionadas para trabajar y que fueron llevadas al campamento se convierten en dinero. Los hombres de las SS que participaron en la operación reciben un cupón para provisiones especiales y 1/5 litro de aguardiente.
Cita Original:
The people selected as unable for work at the ramp are brought to the extermination complex consisting of two white-washed farmhouses, designated as Bunker, with thatched roofs, gas-tight doors and small wooden shutters instead of windows, several horse-stable barracks and a trolley track leading to burning pits.
[…]
In the burning pits more than 1000 corpses are layered with wood in between and are ignited with methanol. Before the incineration, the gold teeth of the gassed victims are extracted. The hair shorn from the people who were selected for work and were taken into the camp is made to money. The SS men who participated in the operation receive a voucher for special provisions and 1/5 liter of schnaps.[17]
Luego, las declaraciones de los Sonderkommando Szlama Dragon, Henryk Tauber, Miklos Nyiszli, Paul Bendel y Filip Müller, y de dos prisioneros que escaparon en abril de 1944 y presentaron un infome publicado en la junta de refugiados de guerra, también confirman la incineración de cadáveres en fosas abiertas. El Sonderkommando Stanislaw Jankowski declaró ante la comisión liderada por el abogado polaco Jan Sehn entre 1945 y 1946 que:
Fue en julio de 1944, creo, que llegó el primer transporte de húngaros. Este fue el primer transporte que se llevó en camionetas hasta los crematorios, utilizando los rieles del ferrocarril construido expresamente para ese propósito. La rampa de descarga estaba situada enfrente de los crematorios 2 y 3, más o menos a medio camino entre los campos C y D. En ese momento, aproximadamente 18,000 húngaros eran asesinados diariamente en Birkenau. Alrededor del 30% de los transportes que llegaban, que seguían llegando uno tras otro durante todo el día, fueron seleccionados para ser colocados en el campamento. Fueron registrados en las series A y B. El resto fue gaseado y cremado en los hornos crematorios. Si el número de personas a ser gaseadas no fuera lo suficientemente grande, serían fusiladas y quemadas en fosas. Era una regla usar la cámara de gas para grupos de más de 200 personas, ya que no valía la pena poner la cámara de gas en acción para un número menor de personas. Sucedió que algunos presos ofrecieron resistencia cuando estaban a punto de recibir un disparo en el hoyo o que los niños llorarían y luego Oberscharführer [Jefe superior de fila en la unidad de asalto] Moll los arrojaría vivos a las llamas de los hoyos. Fui testigo ocular de los siguientes incidentes: Moll le dijo a una mujer desnuda que se sentara en los cadáveres cerca del foso y, mientras él mismo disparaba a los prisioneros y los arrojaba al foso en llamas, le ordenó que saltara y cantara. Lo hizo, con la esperanza, por supuesto, de salvar así su vida, tal vez. Cuando les disparó a todos, también disparó a esta mujer y su cadáver fue incinerado.
Cita Original:
It was in July 1944, I should think, that the first transport of Hungarians had arrived. This was the first transport to be conveyed in vans as far as the crematoria, using the railway siding built expressly for that purpose. The unloading ramp was situated opposite crematoria 2 and 3, more or less-halfway between camps C and D. At that time about 18,000 Hungarians were daily murdered at Birkenau. Circa 30%of the then arriving transports, which kept coming one after another all day long, were selected to be put in the camp. They were registered in series A and B. The rest were gassed and cremated in the crematoria ovens. If the number of persons to be gassed was not sufficiently large, they would be shot and burned in pits. It was a rule to use the gas chamber for groups of more than 200 persons, as it was not worth while to put the gas chamber in action for a smaller number of persons. It happened that some prisoners offered resistance when about to be shot at the pit or that children would cry and then Oberscharführer Moll would throw them alive into the flames of the pits. I was eye-witness of the following incidents: Moll told a naked woman to sit down on the corpses near the pit and while he himself shot prisoners and threw their bodies into the flaming pit he ordered her to jump about and sing. She did so, in the hope, of course, of thus saving her life, perhaps. When he had shot them all he also shot this woman and her corpse was cremated.[18]
Por otro lado, Franz Stangl, quien fuera comandante del campo de concentración de Treblinka, testificó en su juicio que los cadáveres fueron excavados a principios de 1943 para ser quemados junto con los de los prisioneros recientemente gaseados.
A pesar de que las SS intentaron –con bastante éxito, a decir verdad– destruir toda la evidencia incriminatoria de sus crímenes en los campos de concentración, la historia oficial del holocausto todavía cuenta con evidencias documentales de las actividades de incineración de cadáveres en fosas abiertas, empezando con un informe diario del comandante militar del General Government de Polonia, que indicaba que «Supreme Command… informs that the Jews in Treblinka are not adequately buried and that, as a result, an unbearable body stench befouls the air»[19] (El Comando Supremo… informa que los judíos en Treblinka no están adecuadamente enterrados y que, como resultado, un hedor de cuerpos insoportable apaga el aire). Odilo Globocnik, que tenía la responsabilidad general de la llamada Operación Reinhard[20] hizo un memorándum «máximo secreto» el 5 de enero de 1944, luego de que los campamentos de Belzec, Sobibor y Treblinka fueran destruidos, en el que manifestaba que: «with regard to the complete final accounts of «Operation Reinhard» I must add that all vouchers should be destroyed as soon as possible, as has been done in the case of all other documents pertaining to this operation»[21] (En lo que respecta a las cuentas finales completas de la «Operación Reinhard», debo agregar que todos los comprobantes deben destruirse lo antes posible, como se hizo en el caso de todos los demás documentos relacionados con esta operación). Esta orden para destruir toda prueba de los crímenes cometidos también es confirmada por el ex comandante de Auschwitz y las declaraciones de no pocos SS más.
Otros documentos que dan cuenta de la quema de cadáveres al aire libre son: un informe del campamento de Auschwitz fechado el 28 de julio de 1944, en el que se enumera a 870 fogoneros y 30 descargadores de madera asignados a dos turnos de 12 horas para los crematorios II, III, IV y V; y otro informe similar del 29 de agosto que muestra a 874 trabajadores asignados en dos turnos de nuevo para los 4 crematorios mencionados. Estos reportes son importantes porque concuerdan con los testimonios de testigos oculares que afirman que las áreas de incineración al aire libre se reactivaron para la «operación húngara»[22], y que durante ésta el número de Sonderkommandos fue elevado notablemente. Filip Müller señala que para esta operación la cantidad de trabajadores aumentó de 450 a 900; Jankowski también manifestó el número de 900; Tauber mencionó 1000; Nyiszli indicó que había 860 de estos Sonderkommandos retirando cadáveres. A partir de esto Zimmerman comenta de forma acertada que este número es mucho más alto que cualquier cantidad necesaria para una tasa de mortalidad normal; y que no hay una explicación benigna para él, cosa que los negadores nunca han abordado.
La mejor evidencia de las fosas para la quema de judíos es una foto hecha por un Sonderkommando en agosto de 1944, luego de la operación húngara. En ella se observa la quema de una gran cantidad de cuerpos en la parte posterior del crematorio V, justo donde todos los testigos afirman que se encontraban varias de estas fosas que, como veremos dentro de poco, también se pudieron distinguir en fotos aéreas mediante diversos estudios. Se sabe que es la parte de atrás del crematorio V, porque el fondo de la foto coincide con esta área en donde se sabe que había una cerca con alambre de púas y un área boscosa más allá.

Zimmerman señala que la mejor copia de esta foto, con una envergadura de aproximadamente 18 pulgadas, se publicó en un estudio realizado bajo el patrocinio del Museo Estatal de Auschwitz. En ella es posible ver 14 Sonderkommandos en uniforme y muchos cuerpos desnudos quemados. El número exacto no se puede determinar porque el humo estaría ocultando las fosas.
Finalmente, y para dar otra bofetada a la reputación de John Ball como «experto» en análisis fotográfico, hay imágenes aéreas en las que se pueden observar las fosas para incineración detrás del crematorio V, e incluso humo saliendo de éstas. La primera de estas fotografías es una tomada el 26 de junio de 1944, utilizada ampliamente por los negacionistas para afirmar que en el campamento no había ninguna actividad de quema de cadáveres.

Zimmerman nos indica que la razón de que esta foto no muestre ninguna actividad es que, para cuando fue tomada, las deportaciones estaban suspendidas. Una lista determinada muestra que no hay trenes que salieran de Hungría entre el 17 y el 24 de junio. Los transportes se reanudaron el 25 de junio y tardaron tres o cuatro días en llegar a Auschwitz. Los registros de este campo de concentración muestran que no se registraron judíos húngaros desde el 20 de junio al 27 de junio. Informes de Edmund Veesenmayer[25] y Laszlo Ferenczy[26] así lo verifican.
Ahora bien, esta fotografía fue analizada por primera vez en un estudio de la CIA en 1979, y en él se observaron cicatrices en el suelo cerca de los crematorios IV y V que eran consistentes con los testimonios de testigos oculares. La ampliación de esta imagen se presenta a continuación:

La siguiente imagen que evidencia la existencia de fosas abiertas fue tomada el 31 de mayo de 1944, una época en que tenían lugar las deportaciones. Ésta no fue analizada en el estudio original de la CIA, y por supuesto que la extensión total del proceso de exterminio no se registra en ella; respecto a esto último debe considerarse que, a fin de cuentas, es una foto fija tomada en un momento determinado, no el producto de una vigilancia continua. Nevin Bryant, supervisor de aplicaciones cartográficas y procesamiento de imágenes en el laboratorio de propulsión a chorro de Caltech (NASA), identificó en esta fotografía del 31 de mayo a prisioneros que estaban marchando hacia el crematorio V; por otra parte, en 1994, Gutman y Berenbaum, en su Anatomy of the Auschwitz Death Camp, mostraron que en la foto en cuestión salía humo de un pozo cerca del crematorio V.
Dino Brugioni, quien fuera analista fotográfico de la CIA durante la crisis de los misiles en Cuba, analizó las fotos del 26 de junio y del 31 de mayo, llegando a las mismas conclusiones antes mencionadas, y pudiendo detectar en la última, además, el conocido White Bunker, que, junto al Red Bunker, aparece en numerosas declaraciones de testigos como una cámara de gas provisional que se hallaba próxima a algunas de las fosas de incineración. Mark van Alstine, del Holocaust History Project, por su parte, examinó la foto del 31 de mayo y, entre otras cosas, aparte de confirmar la observación de Brugioni sobre el White Bunker, identificó tres pozos ardientes en el área de éste y tres más cerca del crematorio V, cada uno de los cuales estima que tenía 1150 pies cuadrados.

Esta fotografía del 31 de mayo, ampliada:

Y el área donde se hallaba el White Bunker, o bunker 2:

El antes aludido Carroll Lucas, según Zimmerman, también analizó la fotografía del 31 de mayo, y entre otros hallazgos interesantes y plenamente coherentes con testimonios de testigos, identificó fuera del complejo de Birkenau: «four, possibly five large, recently bulldozed linear excavations… The total length of these excavations is between 1200 and 1500 feet. All appear to have recently been covered over, since no shadows are evident. These excavations have the classic appearance of a mass grave site…»[31] (cuatro, posiblemente cinco grandes, excavaciones lineales recientemente hechas … La longitud total de estas excavaciones es entre 1200 y 1500 pies. Todo parece haber sido cubierto recientemente, ya que no hay sombras evidentes. Estas excavaciones tienen el aspecto clásico de una fosa común…).
En cuanto al territorio alrededor de los crematorios IV y V, este experto afirmó encontrar una:
Serie de trincheras estrechas excavadas en escalones dentro de una gran área de suelo desnudo. Doce de las trincheras (que tienen una longitud total de aproximadamente 800 pies) están abiertas, mientras que otras 9 trincheras (que suman aproximadamente 650 pies) parecen haber sido rellenadas… Tienen todas las apariencias de un excavado a mano, un sitio de fosa común utilizado para dispensar el residuo de los crematorios adyacentes…
Cita Original:
series of narrow trenches excavated in echelon within a large area of bare soil. Twelve of the trenches (having a total length of approximately 800 feet) are open, whereas another 9 trenches (totaling approximately 650 feet) appear to have been filled in… They have all the appearances of a hand dug, mass grave site used to dispense the residue of the adjacent crematoria…[32]
Una tercera foto, esta vez tomada por la Luftwaffe –a diferencia de las 2 anteriores que fueron tomadas por los aliados– el 8 de julio de 1944, también confirma la existencia de las piras de incineración al aire libre. En ella se observa tanto el humo proveniente de la zona del crematorio V donde se encuentran las fosas, como dichas fosas:

Un acercamiento nos puede mostrar de mejor manera el humo señalado:

Con la ingente cantidad de pruebas que respaldan la existencia de fosas al aire libre para la quema de cadáveres en Auschwitz, no resulta nada extraño que Rudolf en su informe no haya dedicado demasiado tiempo y energía en la refutación de estos hechos. La verdad es que el argumento de Rudolf del agua en el terreno de este otrora campo de concentración es por completo insignificante, y prueba de ello es que ni siquiera Mattogno, el negacionista que más intenta impugnar la versión oficial de la cremación de cuerpos en Auschwitz-Birkenau, le da una relevancia concluyente. En todo caso, como dijimos antes, Zimmerman echa por tierra las tesis de Mattogno tanto como Green hace con las del negacionista químico. Sobre la evidencia fotográfica de la cremación al aire libre en Auschwitz vale la pena mencionar que John Ball, el supuesto «experto» negacionista en análisis fotográfico, utilizó en su controversial obra las imágenes del 31 de mayo, 26 de junio y 8 de julio, sólo que, curiosamente, no notó las evidencias que había en ellas. Ya sea que no se percató de estas pruebas, o que simplemente haya decidido pasarlas por alto, las credenciales de Ball, gracias a esta omisión, quedan, en definitiva, arruinadas.
[1] Robert Jan van Pelt. The Case for Auschwitz: Evidence from the Irving Trial (Indiana, 2002), p. 202.
[2] John C. Zimmerman. Body Disposal At Auschwitz: The end of holocaust-denial (1999). https://phdn.org/archives/holocaust-history.org/auschwitz/body-disposal/.
[3] Época geológica que se extiende desde hace unos 25 millones de años hasta hace unos 5 millones de años.
[4] Período de tiempo en la historia glacial de los Alpes, que comenzó hace aproximadamente 1.8 millones años, y terminó hace un millón de años.
[5] Época geológica que se extiende desde hace unos 2 millones de años hasta hace unos 10 000 años.
[6] Pratique de l’Histoire et Dévoiements Négationnistes. Geología de Auschwitz. Origen de las marismas y drenajes (2001). https://phdn.org/histgen/auschwitz/geologie.html#1.
[7] Ídem.
[8] Un tipo de roca sedimentaria compuesta principalmente de calcita y arcillas.
[9] Keith Morrison. Swamp Gas: Holocaust Deniers and Their Unique Interpretation of the Geology of Auschwitz. https://groups.google.com/forum/#!msg/alt.revisionism/-OCz4NvsHyY/tN8RRauQmVkJ
[10] Andrew Mathis, Roberto Muehlenkamp, Sergey Romanov. Well. Well? Well! (2017). http://holocaustcontroversies.blogspot.com/2006/12/well-well-well.html.
[11] Oliver Morgan. Infectious disease risks from dead bodies following natural disasters; Recommendations for burial (2004). http://publications.paho.org/english/dead_bodies.pdf.
[12] Es una sustancia similar a la cera orgánica formada por la hidrólisis anaeróbica bacteriana en la grasa del tejido, tales como la grasa corporal en cadáveres. En su formación, la putrefacción se sustituye por un firme molde permanente de los tejidos grasos, órganos internos y la cara.
[13] National Agricultural Biosecurity Center Consortium Carcass Disposal Working Group. Carcass Disposal: A Comprehensive Review; Process and products of carcass decomposition (Kansas, 2004), p. 44.
[14] OMS, ICRC. Management of Dead Bodies after Disasters: A Field Manual for First Responders (Geneva, 2016), p. 35.
[15] Yisrael Gutman, Michael Berenbaum. Anatomy of the Auschwitz Death Camp (1994), p. 179
[16] Zimmerman op. cit. (2); Open Air Burnings, 1942 and 1943.
[17] Hans Metzner; Holocaust Controversies. How Reliable and Authentic is the Broad Report?; Part II – The reliability of the Broad report (2011). http://holocaustcontroversies.blogspot.com/2011/10/how-reliable-and-authentic-is-broad.html.
[18] Robert Jan van Pelt; Holocaust Denial on Trial. Van Pelt: the van Pelt report; IV Attestations, 1945 – 46. https://www.hdot.org/vanpelt/.
[19] Zimmerman op. cit. (2); Open Air Burnings, 1942 and 1943.
[20] Nombre en clave que los nazis dieron al plan de asesinar a los judíos polacos.
[21] Zimmerman op. cit. (2); Open Air Burnings, 1942 and 1943.
[22] Operación para el exterminio de los judíos de Hungría.
[23] Zimmerman op. cit. (2); Open Air Burnings and Photos, 1944.
[24] Brian Harmon; June 26, 1944. See No Evil: John Ball’s Blundering Air Photo Analysis. https://phdn.org/archives/holocaust-history.org/see-no-evil.
[25] Plenipotenciario del Reich en Hungría después de la ocupación alemana.
[26] Funcionario húngaro a cargo de la formación de guetos y la concentración de judíos antes de las deportaciones.
[27] Harmon op. cit. (24); June 26 Closeup.
[28] Hans Metzner; Holocaust Controversies. Auschwitz-Birkenau Aerial Photographs; Close-up of Auschwitz-Birkenau Compound. http://holocaustcontroversies.blogspot.com/2018/10/auschwitz-birkenau-aerial-photographs.html.
[29] Ibídem; Close-up of Crematoria 4 and 5.
[30] Ibídem; Close-up of Bunker 2 (exposure 3056).
[31] Zimmerman op. cit. (2); Open Air Burnings and Photos, 1944.
[32] Ídem.
[33] Harmon op. cit. (24); July 8, 1944.
[34] Harmon op. cit. (24); July 8 Closeup.