Como ya hemos visto en otros artículos, Germar Rudolf, en su momento, empezó a asignar más importancia al argumento negacionista de la falsificación de agujeros sobre las fotos aéreas de Auschwitz-Birkenau que a sus propios «hallazgos» químicos. El origen del primero se halla en John Ball y en su Air Photo Evidence; obra en la que este autor, entre otras cosas, manifiesta que las fotos aéreas que tomaron los aliados en 1944 de los campamentos de Auschwitz fueron falsificadas por la CIA.
Voy a dejar para otra ocasión la exposición y contestación del equivocado análisis que el ya muy refutado Ball realizó sobre las fotos aéreas de Auschwitz; por ahora sólo me centraré en Germar Rudolf, en su negación de los hoyos sobre las cámaras de gas por donde, según no pocos testigos, las SS depositaban el Zyklon B a la hora de las ejecuciones en masa, y en la evidencia disponible que prueba que Rudolf, Ball, Faurisson y los demás negacionistas que exclaman «No Holes, No Holocaust»[1] están en un completo error.
Rudolf arma su primer argumento en contra de la existencia de los hoyos sobre las cámaras de gas a partir del análisis que hace de una fotografía que quienes defienden la historia oficial usan precisamente para sostener sus tesis. Esta fotografía, de acuerdo con Daniel Keren, Jamie McCarthy y Harry W. Mazal, del Holocaust History Project, fue tomada a principios de 1943, poco antes de que se completara la construcción de Krema II –que, según estos mismos autores, fue completado el 31 de marzo de 1943–.

La versión oficial de la historia nos indica que, en esta fotografía, las pequeñas estructuras cuadradas que sobresalen de la habitación encerrada en el rectángulo azul –y que se aprecian debajo de las ventanas del edificio más grande– serían las chimeneas que se construyeron sobre los orificios por donde se depositaba el Zyklon B; por tanto, una prueba de las declaraciones de testigos sobre su existencia. Rudolf, por su parte, hace una serie de especulaciones bastante superficiales en cuanto a la consideración de que las mencionadas estructuras cuadradas sean las chimeneas descritas por la versión oficial. Dice que, de ser así, éstas tendrían que: ser de igual tamaño, estar alineadas y distribuidas regularmente, ser del mismo color, y proyectar las mismas sombras. A continuación, amplía la imagen para llevar a cabo un análisis que demuestre que dichas estructuras en realidad no son las supuestas chimeneas.

Como puede verse en la imagen, Rudolf estima las medidas de lo que la versión oficial establece como chimeneas, y junto a ello razona que:
A pesar de la resolución mediocre de la fotografía, se puede concluir que estos objetos son de anchura desigual, no distribuidos uniformemente sobre el techo, sino que, por el contrario, están muy juntos. También parece peculiar que el lado sombreado del primer objeto visto desde la izquierda, en comparación con los de los otros dos objetos, sea de un color muy claro. […] Como no se cumple ninguno de los requisitos establecidos anteriormente, el argumento de que estos objetos son partes sobre el techo de las pilas de introducción de Zyklon B debe ser abandonado.
Cita Original:
Despite the mediocre resolution of the photograph, it may be concluded that these objects are of unequal width, not evenly distributed over the roof, but stand, on the contrary, close together. It also seems peculiar that the shady side of the first object seen from the left, compared with those of the other two objects, is remarkably light in color. […] As none of the requirements set forth above is met, the argument that these objects are above-roof parts of Zyklon B introduction stacks must be abandoned.[4]
Mazal, Keren y McCarthy, por su parte, también amplían la imagen 2 para hacer sus propios análisis; aunque en este, dicha ampliación se nota un tanto distinta:

Esta vez no se aprecia ninguna diferencia sustancial de dimensiones entre la primera y la segunda chimenea. Los escritores del Holocaust History Project nos dicen además que la figura que aparece debajo de la ventana 5 (contando de izquierda a derecha en la fotografía del tren original) no es una chimenea, sino un portal, decoloración o alguna otra cosa sobre la pared del crematorio; y que tampoco lo es la sombra más clara ubicada debajo del borde derecho de la ventana tres, ya que ésta denota un objeto más bajo y estrecho que las chimeneas 1 y 2. Aquí se encuentra la primera falla del análisis de Rudolf, que aseveró que la historia oficial consideraba que los tres objetos visibles sobre la cámara de gas eran todos chimeneas.
Los autores para el PHDN también comentan –como se puede ver en la imagen 3– que la diminuta sombra a la izquierda del tren es parte de una cuarta chimenea –cuya mitad inferior estaría oscurecida por la tierra cubierta de nieve–; y que una tercera se hallaría completamente ocluida por el tubo de escape del tren. Además, exponen un modelo tridimensional de computadora del edificio del crematorio II junto con su cámara de gas, uno que afirman haber construido a partir de los planos del edificio y de las ruinas que quedaron de éste, y que visto desde cierta posición coincide bastante bien con la fotografía del tren; lo que, de hecho, constituye una validación de sus hallazgos físicos.

Keren, Mazal y McCarthy agregan que la correlación entre sus hallazgos y la fotografía es inconfundible, que desde ésta los tamaños pueden ser estimados casi al centímetro, y que: «Perhaps this point is best made with an overlay of the photograph by a wireframe showing a skeletal view of the building and gas chamber»[7] (Quizás este punto se realice mejor con una superposición de la fotografía por medio de un alambre que muestre una vista esquelética del edificio y la cámara de gas).

Claramente el análisis de Mazal, Keren y McCarthy de la fotografía del tren es mucho más serio que el intentado por Rudolf; en especial teniendo en cuenta que el de los primeros está respaldado con evidencia física.
Vale decir que Rudolf también intenta desestimar la fotografía del tren como prueba de la existencia de las chimeneas, alegando que éstas no aparecían en una foto del mismo lugar tomada en enero de ese mismo año, ni en otra tomada en verano. Ambas fotos, cita en su informe, fueron utilizadas por Pressac en su Auschwitz: Technique and Operation of the Gas Chambers. La primera es la siguiente:

Lo que Rudolf convenientemente no dice del uso que Pressac le da a esta imagen, es que este francés comenta, con total lógica, que en ese entonces las chimeneas a través de las cuales se vertería el Zyklon B todavía no estaban instaladas. La siguiente imagen a la que el negacionista alemán se refiere es:

Y aquí, una vez más, pasa por alto tanto el hecho de que la cámara de gas es apenas distinguible como el de que Pressac señala que la pequeña estructura que se puede apreciar debajo de la ventana 7 (de izquierda a derecha) es una de las famosas chimeneas.
La siguiente imagen con la que Rudolf pretende echar por tierra la historia de las chimeneas sobre las cámaras de gas es una tomada por un avión estadounidense el 25 de agosto de 1944, misma que en el artículo de Mazal, Keren y McCarthy se reconoce como la fotografía aérea que demuestra más claramente la existencia de dichas chimeneas.

Tal vez ésta sea la imagen que más se puede encontrar en los artículos negacionistas que intentan rechazar la historia de las chimeneas por donde se depositaba el Zyklon B –y con ello, negar el holocausto–. Rudolf aquí no hace más que exponer los argumentos ya manifestados por Ball en su Air Photo Evidence respecto a la misma fotografía. Lo primero que dice es que una evaluación estereoscópica[12] de la imagen en cuestión revela que las sombras que, según los historiadores, identifican a las chimeneas (apuntadas con las flechas), no poseen altura.
Luego realiza un pequeño análisis en el que estima las dimensiones de las manchas sobre las cámaras de gas; puntualiza las discrepancias entre éstas y las chimeneas de los crematorios; diferencia los ángulos que cada grupo tiene respecto a su crematorio; y habla sobre las sombras que las mismas deberían haber proyectado si de verdad se hubieran tratado de estructuras para la introducción del Zyklon B. Acto seguido, concluye:
La ausencia de altura espacial, la forma irregular, el tamaño incorrecto (longitud y anchura), y la dirección incorrecta e irregular de los puntos, por lo tanto, demuestran definitivamente que estos puntos no son la sombra de ningún objeto, ni pueden ser las legendarias pilas de introducción de Zyklon B. La naturaleza irregular y vaga de estos puntos, así como el hecho de que faltan en al menos una foto aérea, da lugar a la conclusión de que son el retoque de un falsificador, que se agrega más adelante.
Cita Original:
Absence of spatial height, irregular shape, incorrect size (length and width), and wrong, irregular direction of the spots therefore prove definitively that these spots are not the shadows of any objects, nor can they be the legendary Zyklon B introduction stacks. The irregular, vague nature of these spots, as well as the fact that they are missing on at least one air photo, gives rise to the conclusion that they are the retouching of a forger, added at a later time.[13]

La fotografía en la que Rudolf dice que no aparecen las manchas de la imagen 7, es expuesta por Ball en su obra como una foto tomada el 13 de septiembre de 1944:

Y en cuanto a quién podría haber falsificado la fotografía, Rudolf concuerda con Ball manifestando que: «An expert study prepared in late 1992 by John Clive Ball, a professional air photo interpreter in Canada, has since proven that the air photos were faked while they were in the possession of the CIA– surprise, surprise!»[16] (Un estudio de expertos preparado a fines de 1992 por John Clive Ball, un intérprete profesional de fotografías aéreas en Canadá, ha demostrado que las fotos aéreas se falsificaron mientras estaban en posesión de la CIA: ¡sorpresa, sorpresa!).
En el artículo de Mazal, Keren y McCarthy se utiliza una ampliación de la fotografía del 25 de agosto, pero sólo sobre el crematorio II:

Los autores explican que en la fotografía tomada el 25 de agosto por el sobrevuelo norteamericano, los crematorios II y III aparecen al borde del cuadro número 3185 –que correspondería con el utilizado por Rudolf–; y que, en el cuadro siguiente, el 3186 –correspondiente a la imagen 11–, sólo el crematorio II es visible, puesto que el III fue cortado por la trayectoria de la aeronave. Señalan además que, de acuerdo con el análisis mediante microscopio estéreo de imagen, Carroll Lucas, un verdadero experto en fotografía aérea –a diferencia de John Ball–, comenta que los cuadros 3185 y 3186 proporcionan la mejor calidad de fotografía adquirida en el sitio, y que el cuadro 3185 muestra el mejor contraste de los 2, estando el 3186 ligeramente sobrexpuesto. Keren, Mazal y McCarthy continúan indicando:
Las ubicaciones de las cuatro «manchas» observadas en el techo se corresponden muy bien con la fotografía del tren y con la evidencia física actual, que se describe a continuación. Las manchas son demasiado grandes para pertenecer solo a los agujeros. Probablemente se corresponden con el aplanamiento de un sendero en el techo por parte de los hombres de las SS elegidos para introducir los botes.
Cita Original:
The locations of the four observed «smudges» on the roof correspond very well with the Train Photograph, and with the current physical evidence, described below. The smudges are too large to belong just to the holes themselves. They probably correspond to the tamping down of a trail on the roof by the SS men detailed to introduce the canisters.[18]
En la fotografía (imagen 11) se observa que las manchas están un poco alternadas, lo que concuerda con el testimonio del Sonderkommando sobreviviente Henryk Tauber, considerado con frecuencia un testigo confiable en cuestiones técnicas relacionadas con las cámaras de gas. Esta alternancia en la cámara homicida del crematorio II es uno de los pocos puntos en los que Rudolf, con toda razón, puede contradecir a Pressac y a otros historiadores que apoyaban la idea de que los hoyos para la introducción del Zyklon B en este edificio estaban alineados en el centro. Dicha alternancia está presente también en la cámara de gas del crematorio III –como se puede apreciar en la fotografía analizada por Rudolf–, aunque en este edificio los agujeros estarían considerablemente más alejados del centro. Mazal, Keren y McCarhty comienzan analizando sólo el cuadro 3186, debido a que la exposición de su investigación aborda primero las evidencias encontradas de los hoyos en la cámara de gas del crematorio II. El hecho de que este cuadro sea coherente con el testimonio de Tauber, sus hallazgos físicos y la fotografía del tren pasa a constituir una prueba tremendamente sólida de la existencia de las chimeneas y los agujeros para depositar el Zyklon B.
Rudolf alega que la alineación alterna de las manchas también contradice el argumento de que las columnas de introducción del Zyklon B estaban apoyadas en los pilares de concreto de las cámaras para ocultarse de las víctimas. Luego, especula que si dichas columnas, construidas de malla de alambre según varios testigos oculares, en verdad hubieran existido, habrían tenido que estar sólidamente ancladas en el techo de concreto, el piso y los pilares, mediante aros de hierro. Proceso que, si se llevara a cabo después de la construcción del edificio, habría requerido el cincelado del concreto y la fundición de los hierros en cemento; lo que, a su vez, haría imposible la remoción futura de los hierros a menos que se emplease para ello una sierra o un soplete –lo que implica que hoy en día debería haber rastros de ellos–.
El negacionista químico extiende su especulación agregando que el anclaje de las columnas de introducción del Zyklon B al techo tendría que haber sido mediante varillas de refuerzo que corrieran en forma de corona alrededor de los agujeros por donde se pensaba introducir el veneno; y que, siendo así, en la actualidad sería posible verificar esto a través de dispositivos de inducción. Conjetura asimismo que, dado que los techos de las cámaras homicidas estaban cubiertos con una capa de tierra de aproximadamente medio metro de espesor, sugiere que los supuestos agujeros de introducción tenían que haber estado protegidos en contra de la introducción de tierra y agua de lluvia a través de pequeños muros en sus bordes que formaran chimeneas en miniatura. De todas estas especulaciones, Rudolf concluye que:
Nada de eso se puede encontrar en el techo de la morgue 1 del crematorio II que ha permanecido prácticamente intacto. Los únicos dos orificios que se pueden encontrar hoy en día de cualquier cosa que se acerque al diámetro involucrado fueron obviamente perforados crudamente en un momento posterior…
[…]
Todos las demás rupturas, grietas y aberturas más pequeñas en los techos de las morgues («cámara de gas») de los crematorios II y III visibles hoy en día son roturas en el concreto reforzado que se realizaron más tarde, con las varillas de refuerzo de hierro que sobresalen. En ninguna parte se encuentran bordes de hormigón limpiados o rugosos, bordes cortados y cincelados con algunos restos de yeso; no hay restos de hormigón ascendente o de pilas de ladrillo/mortero; no se encontraron barras de refuerzo de acero que no sean las esperadas para un techo plano ordinario sin orificios; y no hay rastros de hierros de aro, cola de milano ni ningún otro medio para anclar ningún dispositivo al piso, techo o pilares de concreto de la morgue.
Cita Original:
Nothing of the kind can be found on the roof of morgue 1 of crematorium II which has remained largely intact. The only two holes which can be found today of anything approaching the diameter involved were obviously crudely pierced at a later time…
[…]
All other smaller breakthroughs, cracks, and openings in the roofs of morgues 1 («gas chamber») of crematoria II and III visible today are breaks in the reinforced concrete effected at a later time with the iron reinforcing rods sticking out. Nowhere does one find cleanly poured concrete edges or rough, chiseled out edges with some remaining plaster work; there are no remains of ascending concrete or brick/mortar stacks; no steel reinforcement rods running other than would be expected for an ordinary flat roof without holes; and there are no traces of any hoop irons, dovetails, or any other means of anchoring any device to the morgue’s floor, ceiling, or concrete pillars.[19]
Haciendo bastante inocuo este análisis del alemán, los escritores del PHDN argumentan que, pese a parecer razonable, no hay evidencia concreta, y sí mucha en contra, de que los dispositivos de inserción del Zyklon B de malla de alambre estuviesen unidos a los pilares.
El Sr. Gideon Greif de Yad Vashem, un experto en Auschwitz-Birkenau Sonderkommando, contactó a petición nuestra a dos sobrevivientes de Sonderkommando que trabajaron en los Crematorios II y III. El Sr. Shaul Chazan y el Sr. Lemke Phlishko declararon que los dispositivos no estaban conectados a las columnas de soporte.
Se ha planteado la hipótesis de que los dispositivos estaban unidos a los lados de los pilares centrales Números 1, 3, 5 y 7 por razones de soporte estructural. Esto produciría una distancia norte-sur de exactamente 7,6 m entre chimeneas y, si están unidos a lados alternos de los pilares, una separación de este a oeste de aproximadamente 1 m. Las fotografías aéreas no apoyan esta hipótesis; en particular, las manchas escalonadas en el crematorio III sugieren una separación de este a oeste de aproximadamente 2,5 m, y la mancha correspondiente a la chimenea 4 en el crematorio II está considerablemente al sur de donde esto predice.
Cita Original:
Mr. Gideon Greif of Yad Vashem, an expert on the Auschwitz-Birkenau Sonderkommando, contacted at our request two Sonderkommando survivors who worked in Crematoriums II and III. Mr. Shaul Chazan and Mr. Lemke Phlishko both stated that the devices were not attached to the support columns. We are not aware of any other testimony to that effect.
It has been hypothesized that the devices were attached to the sides of central pillars Numbers 1, 3, 5, and 7 for reasons of structural support. This would yield a north-south distance of exactly 7.6 m between chimneys, and, if attached to alternating sides of the pillars, an east-west separation of approximately 1 m. The aerial photographs do not support this hypothesis; in particular, the staggered smudges on Crematorium III suggest an east-west spacing of about 2.5 m, and the smudge corresponding to Chimney 4 on Crematorium II is considerably south of where this predicts.[20]
Y en cuanto al modo en que estas estructuras se sostenían –donde Rudolf supone la necesidad del anclaje–, plantean que contaban con cuatro barras de hierro en cada esquina que les permitían mantenerse por sí mismas; hecho coherente con la declaración del testigo Josef Erber[21] en donde indica la presencia de cuatro de tales barras:
En cada una de estas áreas de gasificación [de los crematorios [II y III] en Birkenau] había dos conductos: en cada conducto, cuatro tubos de hierro corrían desde el piso hasta el techo. Estos estaban recubiertos con alambre de malla de acero y dentro había una lata con borde bajo. Unido a esta lata había un cable por el cual se podía tirar hasta el techo. Cuando se las tapas eran levantadas, se podía elevar el recipiente y agitar los cristales de gas dentro. Luego el recipiente era bajado y se cerraba la tapa.
Cita Original:
In each of these gassing areas [of the crematoria [II and III] in Birkenau] were two ducts: in each duct, four iron pipes ran from the floor to the roof. These were encased with steel mesh wire and inside there was a tin canister with a low rim. Attached to this tin was a wire by which it could be pulled up to the roof. When the lids were lifted, one could pull up the tin canister and shake the gas crystals into it. Then the canister was lowered, and the lid closed.[22]
Rudolf prosigue su crítica anterior agregando ahora que a los orificios de introducción del Zyklon B ni siquiera hubieron de retirarle las varillas de refuerzo, conclusión de la que no expone fuente alguna. Los autores del PHDN puntualizan que precisamente estas varillas de refuerzo entrecruzadas permiten corroborar la existencia de los agujeros de Zyklon B, dado que éstos, al haber sido planeados antes de que se vertiera el concreto del techo –que es lo más lógico–, no habrían tenido las mencionadas varillas extendiéndose a través de ellos. Keren, Mazal y McCarthy muestran, como ejemplo, una fotografía de un trozo de concreto con barras de refuerzo sin cortar y con barras de refuerzo cortadas y dobladas al borde de un agujero.

La evidencia física en sí misma encontrada por los autores del PHDN consiste en signos claros de aberturas, bordes rectos en el hormigón del techo, cortes limpios de barras –sin rastro de haber sido provocados por la explosión–, la ya mencionada ausencia de barras de refuerzo en el área dentro de los agujeros y la presencia de estas barras dobladas hacia adentro en los bordes de los mismos. Esto último tampoco puede verse como consecuencia de la explosión que destruyó el techo, ya que ésta habría doblado las barras hacia afuera y hacia arriba, y las habría estirado. El hecho de que la creación de estos hoyos tuvo lugar antes de que se vertiera el concreto, a principios de 1943, se corrobora al notar que en uno de los hoyos de la cámara de gas del crematorio II hay extremos de barras de refuerzos que se enganchan alrededor de otra barra de refuerzo perpendicular para formar una abertura cuadrada.

La colocación este-oeste de tres de los orificios encontrados por Keren, Mazal y McCarthy en el crematorio II es otra evidencia más de que éstos eran los famosos hoyos para depositar el Zyklon B; ya que dicha colocación sigue un patrón claro cuya probabilidad de coincidencia estos autores definen como remota:
Sus bordes están a 30 centímetros del lado de la viga central (haciendo sus centros a 75 cm del centro de la viga). El borde exterior de cada orificio está a 300 cm del borde correspondiente de la losa del techo. Estas distancias se pueden medir hoy hasta aproximadamente 1 cm.
Cita Original:
Their edges are all 30 centimeters distant from the side of the central beam (making their centers 75 cm from the beam’s center). The outer edge of each hole is 300 cm from the corresponding edge of the roof slab. These distances can be measured today to within approximately 1 cm.[25]
Vale la pena recordar una vez más que estos hallazgos son plenamente coherentes con las fotografías aéreas del 25 de agosto de 1944, la ubicación de las chimeneas en la fotografía del tren, y con la disposición alterna de los agujeros señalada en el testimonio de Tauber. Es este entramado de evidencias consistentes entre sí, lo que hace que la historia de que las SS depositaban el Zyklon B por hoyos en el techo sea totalmente creíble; algo con lo que, por supuesto, no cuenta ninguna teoría negacionista.
Continuando con el análisis de Mazal, Keren y McCarhty, el orificio 1 de la cámara de gas del crematorio II sería un agujero cercano al pilar 1, que permanece en pie hoy en día y sobresale a través de la superficie del techo. Los autores nos dicen que, si bien puede parecer que este agujero se creó gracias a la explosión, un examen cuidadoso del mismo revela que ése no pudo haber sido el caso. Las porciones de bordes rectos y planos y un ángulo de 90 grados sobreviven intactos pese a que la explosión dañó la mayor parte del concreto alrededor. El centro de este hoyo está a 4.1 m del extremo sur de la losa del techo, y a 0.75 metros al oeste del centro del techo, su tamaño fue estimado en más o menos 0.5 metros cuadrado, lo que ubica su borde oriental a 0.3 metros al oeste del borde oeste de la viga de soporte central.

Por otro lado, sobre el borde de este agujero 1 se revelan marcas de alquitrán que fue cepillado; acción que hubo de ser necesaria para garantizar la impermeabilidad. Recuérdese que el techo de las cámaras de gas estaba compuesto por una capa gruesa inferior de hormigón, seguida por una capa de papel de alquitrán impermeabilizante, y finalmente una capa superior delgada de hormigón de arena.

El segundo agujero para Zyklon B sería un orificio que se encuentra en un área del techo más destruida por la explosión. Nuevamente las características que permiten su identificación vendrían a ser las barras de refuerzos con corte limpio, los bordes rectos de concreto a ángulos de 90 grados, barras de refuerzo dobladas hacia adentro y la ausencia de barras en el área abierta. El centro de este orificio se halla a 11.5 metros del extremo sur de la losa del techo y a 0.75 metros de la viga central. Su tamaño, de nuevo, se estima en 0.5 metros cuadrados. Su borde oriental está a 3 metros del borde este de la losa.

Respecto al tercer hoyo de esta cámara de gas, Keren, Mazal y McCarthy sugieren que se halla en un área del techo muy dañada y cubierta con escombros; y que éste pudo haber quedado deteriorado cuando el techo se derrumbó en una parte de su propia estructura de soporte. Claro que toda esta hipótesis, afirman, requiere de más investigación, dado que en el momento de su estudio no contaron con el permiso para realizar el movimiento significativo de escombros necesario para la identificación del agujero.
El cuarto agujero, ya mostrado en la imagen 13, es identificado mediante el mencionado patrón en sus barras de refuerzo. Está en el extremo norte de lo que queda del techo, y para comprender su ubicación, se debe observar que los 4 metros más al norte del techo se han plegado hacia atrás y hacia abajo 180 grados debido a la explosión y colapso posterior. Esta porción ahora se encuentra boca abajo debajo de la losa del techo que en un principio estaba en el sur. Keren, Mazal y McCarthy se encargan de explicar bastante bien por qué el techo se plegó debajo de sí mismo y está al revés.
En primer lugar, la barra de refuerzo a lo largo del eje norte-sur del techo sigue estando prácticamente intacta en los pliegues, y se puede observar corriendo sin roturas desde la parte superior del techo, 180 grados alrededor, y a través del concreto hacia la parte inferior (es decir, entre 3 y 6). En segundo lugar, cuando la impermeabilización del alquitrán se extendió sobre la losa de hormigón, se extendió por el borde; las gotas son visibles hasta el día de hoy. En el borde de la parte inferior del techo, aún se puede ver el alquitrán, que fluye, por así decirlo, hacia arriba… Tercero, la parte superior de la «sección 6» (imágenes 17 y 18) es el lado interior del techo, como se ve en la huella del encofrado. Y cuarto, el proceso de eliminación: no se puede encontrar nada parecido a la losa del techo que se encuentra en el extremo norte (alrededor de 4 m de longitud) en ningún otro lugar.
Cita Original:
First, the rebar along the roof’s north-south axis is still largely intact at the folds, and can be observed running unbroken from the top portion of the roof, 180 degrees around, and through concrete into the bottom portion (i.e., between 3 and 6). Second, when the tar waterproofing was spread atop the concrete slab, it ran over the edge; the drips are visible to this day. On the edge of the lower portion of the roof, the tar can still be seen, flowing, as it were, upward… Third, the upper part of «Section 6» (Figures 17 and 18) is the inner side of the roof, as seen in the imprint of the formwork. And fourth, the process of elimination: nothing resembling the missing northernmost roof slab (about 4 m in length) can be found anywhere else.[29]


Keren, Mazal y McCarthy manifiestan cómo este cuarto hoyo y la varilla corrugada que gira alrededor, pero no a través, de él, refuta la afirmación negacionista de que todos los agujeros en el techo de la cámara de gas del crematorio II, hoy en día, fueron hechos después de la guerra.
En particular, el lector observará que en el lado este del orificio, la barra de refuerzo se dobló en un bucle para no pasar a través del orificio; vea el área circundada inferior en la imagen 16. Ambos extremos de este bucle están firmemente incrustados en un gran trozo de hormigón al este del agujero, lo que contradice cualquier reclamo de manipulación después de la guerra. No es sólo la existencia del hoyo 4 lo que es significativo, ni su ubicación precisamente donde los puntos de evidencia corroboran. La varilla corrugada deliberadamente serpenteada prueba que este agujero, y casi con seguridad los otros tres, fue moldeado en el momento en que se vertió el concreto en enero de 1943. La intención homicida de los crematorios se puede colocar a más tardar en esta fecha, una fecha literalmente establecida en piedra.
Cita Original:
In particular, the reader will observe that at the eastern side of the hole the rebar was bent into a loop so as not to pass through the hole-see the lower encircled area in Figure 16. Both ends of this loop are firmly embedded in a large chunk of concrete to the east of the hole, contradicting any claim of tampering after the war. It is not merely the existence of hole 4 that is significant, nor its placement precisely where corroborating evidence points. The deliberately looped rebar proves that this hole, and almost certainly the other three, was cast at the time the concrete was poured in January 1943. The homicidal intention of the crematoriums can be placed at no later than this date, a date literally set in stone.[32]
Resulta curioso que en todo el «análisis» que Rudolf lleva a cabo con la intención de demostrar que los hoyos para depositar el Zyklon B nunca existieron, jamás se refiera a ninguno de los orificios expuestos por los escritores del PHDN –a menos que lo haga con la poco identificable figura 46–, sino a otros que incluso éstos mismos reconocen como falsos. Apuesto a que el alemán y muchos otros negacionistas hoy en día responderían a esto diciendo que el primero no consideró los hoyos de Keren, Mazal y McCarthy en su famoso informe porque éstos en realidad no son más que falsificaciones, dado que, al fin y al cabo, el argumento definitivo con el que los negacionistas intentan, en vano, mantenerse en pie, es el de que todos los testigos del holocausto son unos mentirosos, y todas las pruebas documentales, físicas y fotográficas, burdas adulteraciones.
En su Rudolf Report, el químico negacionista prosigue su intento de derrumbar la historia de los hoyos sobre las cámaras de gas criticando ahora a Robert Jan van Pelt y su sugerencia de que las SS pudieron haber rellenado los orificios con concreto; haciendo lo propio con Charles D. Provan[33] y su obra de No holes? No Holocaust?; e intentando desmentir a Michael Kula en el testimonio de junio de 1945 donde describía los dispositivos de inserción del Zyklon B. Los argumentos que emplea Rudolf en estos casos son, la verdad, bastante pobres, tanto que ni siquiera vale la pena refutarlos. Aunque no por eso dejaré de señalar como curiosidades el hecho de que el negacionista alemán alegue que la historia oficial utiliza la palabra Drahtnetzeinschubvorrichtungen para sustentar una posible prueba documental de los dispositivos de introducción del Zyklon B, cuando la que en realidad utiliza es Drahtnetzeinschiebvorrichtung; y el que sólo se refiera a Kula como testigo, ignorando por supuesto al que fuera sargento mayor de las SS, Josef Erber, a Henryk Tauber, David Olère e incluso al mismísimo Rudolf Höss.
Lo que hay detrás de la complicada palabra alemana –la que de verdad se usa en la historia oficial– es que ésta significa literalmente: «Dispositivo de inserción de malla de alambre», y se encuentra junto a otra –Holzblenden, que significa «cubiertas de madera»– en un inventario nazi del crematorio II, que se descubrió mucho tiempo después de las declaraciones de los mencionados testigos, y que, por tal motivo, suele emplearse como una evidencia poderosa de las columnas de introducción del Zyklon B –¿Cómo explicaría un negacionista la coherencia de todas las declaraciones entre sí, y entre ellas y el documento hallado?–. Rudolf usa la palabra en cuestión ligeramente modificada, supongo que para poder sugerir –como lo hace– que se ha hecho una mala interpretación de la misma, puesto que: «in German, schub describes horizontal (pushing) movements, whereas for vertically lowering an object, the word laß is used, i.e., Einlaßvorrichtung instead of Einschubvorrichtung»[34] (en alemán, schub describe movimientos horizontales (de empuje), mientras que para bajar verticalmente un objeto, se usa la palabra laß, es decir, Einlaßvorrichtung en lugar de Einschubvorrichtung).
El análisis de este documento puede encontrarse en un artículo para el PHDN de Jamie McCarthy y Mark Van Alstine titulado Four wire-mesh introduction devices, four wooden covers[35].

Rudolf también señala en contra de esta evidencia documental que los números para Drahtnetzeinschiebvorrichtung y Holzblenden aparecen en la segunda línea –Leichenkeller 1–, que se refiere a la sala donde se desnudaban las víctimas, y no en la primera, –Leichenkeller 2– que es de la cámara de gas. Este negacionista no dice, sin embargo, que, como apunta Pressac, hay otros documentos en donde también se invierten los números entre una habitación y otra. Mucho menos trata de aportar una nueva información en cuanto a qué se referían los alemanes con el dispositivo de inserción de malla de alambre y las cubiertas de madera.
Otra evidencia que hace más verosímil que los hoyos sobre las cámaras de gas de Auschwitz hayan sido verdaderos, es una foto que un soldado del ejército rojo se tomó junto a una chimenea de introducción de la cámara de gas del campo de concentración de Majdanek, una vez los soviéticos tomaron el control de él:

La investigación de Mazal, Keren y McCarthy, por su parte, va más allá de las evidencias físicas encontradas en la cámara de gas del crematorio II. Estos autores también comentan otros hallazgos hechos en esta cámara homicida, y exponen pruebas testimoniales y físicas de los hoyos para depositar el Zyklon B en la cámara de gas del crematorio I –antiguo crematorio en el campo principal de Auschwitz–, misma que se convirtió en un refugio antiaéreo para las SS a finales de 1944.
Los autores nos relatan que la transformación de cámara homicida a refugio antiaéreo consistió principalmente en sellar los orificios de inserción del Zyklon B y en agregar paredes divisorias a la habitación para confinar el efecto de la explosión de una bomba. Después de la guerra, la cámara sería restaurada a como era cuando se asesinaban personas dentro de ella; se eliminarían las paredes divisorias y se reabrirían cuatro de los orificios de introducción del Zyklon B. Un testimonio clave en cuanto a esto último es el del testigo polaco Adam Zlobnicki:
Recuerdo bien que los orificios de introducción para Zyklon B, que están situados en el techo del crematorio, también se reconstruyeron en 1946/47. Aquellos que los reconstruyeron tuvieron una tarea fácil porque los orificios de introducción antiguos dejaron huellas distintas… Así, construyeron nuevamente en los mismos lugares las aberturas para las chimeneas pequeñas.
Cita Original:
I remember well that the introduction holes for Zyklon B, which are situated on the roof of the crematory, were also reconstructed in 1946/47. Those who reconstructed them had an easy task because the erstwhile introduction holes had left distinct traces… Thus, they constructed in the same places again the openings for the little chimneys.[38]
Una imagen del techo de esta cámara de gas tomada antes de la reapertura de 4 de los 5 agujeros por donde se depositaba el Zyklon B, respalda el testimonio de Zlobnicki:

Y la imagen del techo hoy en día, que también corrobora la declaración del testigo polaco:

Los autores del PHDN se encargan de corroborar lo anterior mediante fotografías desde dentro de la cámara y un análisis que confirma que, en efecto, las ubicaciones de las chimeneas para depositar el Zyklon B de la imagen 22 se corresponden con las ubicaciones de las manchas en la imagen 21.

Otra parte importante de esta investigación de Keren, Mazal y McCarthy son las conclusiones a las que llegó Carroll Lucas después de su cuidadoso estudio de las fotografías del 25 de agosto sobre el techo del Crematorio II; en el que identificó cuatro pequeños objetos dentro de las manchas, todos ligeramente elevados sobre el nivel del techo; y que llevó a cabo mediante imágenes estéreos y empleando lupas, una mesa de luz Richards con un microscopio Bausch & Lomb Zoom 70 junto con un accesorio estéreo, un estereoscopio de espejo Carl Zeiss N-2 y un estereoscopio Abrams 2-4 modelo CB-1. Las conclusiones de este experto con más de cincuenta años en el análisis de fotografías aéreas y satelitales fueron:
a) El techo del ala parcialmente subterránea del crematorio contiene cuatro aberturas elevadas, posiblemente con cubiertas más grandes que sus salidas.
b) Las cuatro áreas oscuras observadas en el techo del crematorio II (en impresiones positivas) son tierra compactada, producida por el movimiento constante del personal desplegado en el techo, mientras trabajaban alrededor de los respiraderos.
c) La delgada línea oscura (en las impresiones positivas) que interconecta las áreas oscuras es una trayectoria de tierra compacta producida por el personal que se mueve de ventilación a ventilación.
d) El área oscura que conecta este camino con el borde del techo desde el respiradero más cercano al techo del crematorio es una extensión del camino que muestra dónde el personal accedió al techo, posiblemente utilizando una escalera corta apoyada contra el techo.
e) La evidencia proporcionada por este análisis otorga credibilidad al hecho de que existieron los respiraderos, y se usaron de una manera consistente con las declaraciones de múltiples testigos.
Cita Original:
a) The roof of the partially underground wing of the Crematorium contains four raised vents, possibly with covers larger than their exits.
b) The four dark areas observed on the Crematorium II roof (on positive prints) are compacted soil, produced by the constant movement of personnel deployed on the roof, as they worked around the vents.
c) The thin dark lineation (on positive prints) interconnecting the dark areas is a path of compacted earth produced by personnel moving from vent to vent.
d) The dark area connecting this path to the edge of the roof from the vent nearest to the Crematorium roof is an extension of the path which shows where personnel gained access to the roof-possibly using a short ladder leaned against the roof.
e) The evidence provided by this analysis lends credence to the fact that the vents existed, and were used in a way consistent with statements from multiple witnesses.[42]
Testimonios tanto de víctimas como de perpetradores, hallazgos físicos, pruebas documentales, fotografías, serios análisis de las evidencias y coherencia entre las mismas y entre ellas y otros acontecimientos de los que no hay ninguna duda; por todo esto es que la existencia de los hoyos para depositar el Zyklon B es un hecho que no se discute dentro de la versión oficial de la historia; es este sólido conjunto de pruebas, y otras más, lo que hace que los alegatos con los que se pretende negar el asesinato masivo de judíos en las cámaras de gas, parezcan totalmente absurdos.
Pese a que su intención no es del todo inválida, mientras los negacionistas sigan construyendo sus argumentos a partir de la desatención deliberada de las pruebas que se les oponen y de un planteamiento de conspiración mundial que no tiene ni pies ni cabeza, continuarán sin ser tomados en serio por el mundo académico y todo aquel hombre y/o mujer imparcial y bien informado.
[1] Frase acuñada por el negacionista francés Robert Faurisson.
[2] Daniel Keren, Jamie McCarthy, and Harry W. Mazal; Pratique de l’Histoire et Dévoiements Négationnistes. The Ruins of the Gas Chambers: A Forensic Investigation of Crematoriums at Auschwitz I and Auschwitz-Birkenau; Figure 3. https://phdn.org/archives/holocaust-history.org/auschwitz/holes-report/holes.shtml.
[3] Germar Rudolf. The Rudolf Report; Holocaust Handbooks Series Volume two (Hastings, 2001) p. 115.
[4] Ídem.
[5] Keren, McCarthy y Mazal op. cit. (2); Figure 4.
[6] Ibídem; Figure 5.
[7] Ibídem; Previous Knowledge.
[8] Ibídem; Figure 6.
[9] Jean-Claude Pressac. Technique and Operation of the Gas Chambers, p. 335.
[10] Ibídem, p. 341.
[11] Rudolf op. cit. (3) p. 117.
[12] El estereoscopio es un instrumento óptico que por medio de dos imágenes planas de un mismo objeto, tomadas desde dos puntos de vista poco separados entre sí, puestas una al lado de la otra y miradas cada una con un ojo, da la sensación del relieve.
[13] Rudolf op. cit. (3) p. 118.
[14] Ibídem, p. 117.
[15] John Ball. Air Photo Evidence, Auschwitz, Treblinka, Majdanek, Sobibor, Bergen Belsen, Belzec, Babi Yar, Katyn Forest, (Canadá 1992) p. 48.
[16] Rudolf op. cit. (3) p. 119.
[17] Keren, McCarthy y Mazal op. cit. (2); Figure 7.
[18] Ibídem; Previous knowledge.
[19] Rudolf op. cit. (3) p. 124.
[20] Keren, McCarthy y Mazal op. cit. (2); Previous knowledge.
[21] Jefe de escuadra en el campo de concentración de Auschwitz. Estaba a cargo de los crematorios.
[22] Jamie McCarthy, Mark Van Alstine; Pratique de l’Histoire et Dévoiements Négationnistes. Zyklon Introduction Columns; Erber’s Testimony. https://phdn.org/archives/holocaust-history.org/auschwitz/intro-columns/.
[23] Keren, McCarthy y Mazal op. cit. (2); Figure 8.
[24] Ibídem; Figure 16.
[25] Ibídem; Recent Findings.
[26] Ibídem; Figure 11a.
[27] Ibídem; Figure 11b.
[28] Ibídem; Figure 12.
[29] Ibídem; Recent Findings.
[30] Ibídem; Figure 17.
[31] Ibídem; Figure 18.
[32] Ibídem; Recent Findings.
[33] Teólogo cristiano, negacionista del holocausto, quien más tarde rechazó el negacionismo a partir de investigaciones que le llevaron a concluir que los testimonios de testigos presenciales eran creíbles.
[34] Rudolf op. cit. (3) p. 131.
[35] McCarthy y van Alstine op. cit. (22); Documentary evidence, Four wire-mesh introduction devices, four wooden covers. https://phdn.org/archives/holocaust-history.org/auschwitz/19430331-inventory/.
[36] Ídem.
[37] Ibídem; A Similar Vent.
[38] Keren, McCarthy y Mazal op. cit. (2); Part IV: Zyklon Introduction Holes in Crematorium I.
[39] Ibídem; Figure 28.
[40] Ibídem; Figure 29.
[41] Ibídem; Figure 31.
[42] Ibídem; Part III: Aerial Photographs.