Alrededor del 8.000 a.C., mientras que en sudoeste de Asia había ya aldeas neolíticas tempranas que practicaban un poco de agricultura y pastoreo de animales domesticados, en Egipto, los únicos sitios que se pueden considerar neolíticos se encontraban sólo en el desierto occidental. Difiriendo bastante éstos de los asiáticos en cuanto a las prácticas de subsistencia.
La ocupación de tales lugares sólo fue posible durante los períodos en que llovió. A principios del Holoceno[1] no había suficiente lluvia en el desierto para la agricultura, y así, las aldeas permanentes son desconocidas en una primera fase. No había más que campamentos estacionales de cazadores-recolectores. Con todo, aunque haya habido asentamientos permanentes más tarde, no se trataba de pueblos que aumentaban en tamaño y población, sino de unos que serían abandonados de forma gradual en tanto el desierto se volvía más árido. En este sentido puede decirse que los sitios neolíticos del Sahara no representan una verdadera economía neolítica, y que sólo se han clasificado como tal debido a la posible domesticación del ganado y la presencia de cerámica.
El período del neolítico sahariano puede dividirse en 3 etapas: temprana (8.800 – 6.800 a.C.), media (6.500 – 5.100 a.C.) y tardía (5.100 – 4.700 a.C.), hallándose sus asentamientos en varias localidades, especialmente Bir Kiseiba (más de 250 km al Oeste del Nilo en la Baja Nubia) y Nabta Playa (aproximadamente 90 km al Sureste de Bir Kiseiba), pero también más al norte, en Dajla y el Oasis de Jariyá.
En éstos se han encontrado pequeñas cantidades de huesos de ganado, lo que, según algunos arqueólogos, sería una prueba de que la gente que los habitaba practicaba el pastoreo. También hay evidencia de pozos excavados alrededor del 7.500 a.C., que pueden haber provisto agua para personas y ganado, haciendo posible que las estancias en el desierto fuesen más largas. Estos habitantes también habrían cazado liebres y gacelas, y usado el ganado para obtener leche y sangre, en vez de sólo carne, tal y como todavía hacen muchos pastores de ganado en África oriental.
Las herramientas encontradas aquí incluyen cuchillas con respaldo, algunas de las cuales son puntiagudas y se cree que se usaron para cazar. También se hallaron piedras de moler para procesar semillas de hierba y sorgo silvestres, en Nabta Playa. A su vez, en este mismo asentamiento habría evidencia de varias hileras de chozas de piedra, que se podrían relacionar con lagos temporales y con pozos de almacenamiento subterráneos.
Su cerámica está decorada con patrones de líneas y puntos, a menudo hechos con peines o cuerdas. Se relacionada con la cerámica de la tradición «Jartum» o «Saharo-sudanesa», más al sur en el norte de Sudán. Dado que los tiestos son escasos, se cree que el agua se almacenó en cáscaras de huevo de avestruz, que, por supuesto, se han encontrado en mayor medida. Hay quienes afirman que dicho almacenamiento pudo haber tenido lugar en pieles de animales.
Los sitios neolíticos medios y tardíos son más numerosos. Hay más estructuras vivas y pozos, así como la evidencia más temprana de casas hechas de plantas cubiertas de barro. Algunos de estos sitios pueden haber estado ocupados durante todo el año, mientras que los más pequeños quizá representen campamentos temporales de pastores. Aquí se encuentran por primera vez las ovejas y las cabras, aunque la caza todavía proporcionaba la mayor parte de la proteína animal.
Las herramientas de piedra trabajadas de forma bifacial[2] (puntas de flecha) con bases cóncavas se vuelven más frecuentes en este período. También hay piedras de moler, herramientas de piedra más pequeñas y cuentas. En el Neolítico Tardío en Nabta Playa y Bir Kiseiba aparece una nueva cerámica que se alisa en la superficie. Parte de ésta está cubierta de negro, lo que se convierte en un elemento característico de los comienzos del período predinástico en el Valle del Nilo. La aparición de esta nueva cerámica en el desierto occidental, y más tarde en el Alto Egipto, puede ser evidencia de desplazamiento de gentes, pese a que también son posibles otras formas de contacto e intercambio. Después del 4.900 a.C. más condiciones áridas prevalecieron en el desierto occidental, haciendo la vida de los pastores allí cada vez más difícil, excepto en los oasis, donde las culturas neolíticas continuarían incluso en la época dinástica.
En Nabta Playa se han descubierto dos túmulos cubiertos por losas, uno de los cuales tenía un pozo que contenía el entierro de un toro. También se encontró que había una alineación de diez piedras grandes, de 2 por 3 metros, que habían sido traídas desde 1.5 kilómetros o más de distancia; y una disposición circular de losas más pequeñas, de 4 metros de diámetro.

Se ha sugerido que las alineaciones de piedra tenían un significado calendárico basado en movimientos astronómicos. Claro que una explicación tan específica es difícil de demostrar. La verdad, éstas parecen no haber tenido un propósito utilitario. Es probable que deban entenderse como relacionadas con el sistema de creencias de estos pastores neolíticos.
Bien es sabido que los cambios tecnológicos y sociales que ocurrieron durante el neolítico fueron algunos de los más fundamentales en la evolución de la cultura y la sociedad humana. Por eso es que algunos arqueólogos denominan este desarrollo como «revolución neolítica». Estos cambios tecnológicos dieron paso a una mayor variedad de herramientas para los agricultores, a partir de las que originalmente se habían desarrollado en cultivos del paleolítico tardío para recolectar y procesar plantas silvestres. Más importante aún, el neolítico fue el período de transición de una subsistencia basada en la caza, la recolección y la pesca, con personas que vivían en pequeños campamentos temporales, a una economía basada en la agricultura y el pastoreo de plantas y animales domesticados, así como el comienzo de la vida grupal en aldeas, lo que podría llamarse propiamente una «economía neolítica». La cerámica, útil para cocinar y almacenar cereales cultivados, se inventó en el neolítico, aunque también esté asociada con aldeas sedentarias de algunas culturas anteriores que no practicaban la agricultura. La vida de la aldea cambiaría para siempre las sociedades humanas, sentando las bases sociales y económicas para el posterior surgimiento de pueblos y ciudades.
Algunos de los cambios que trajo el Neolítico fueron beneficiosos: el potencial para un suministro permanente de alimentos proporcionados por la agricultura y el pastoreo, y un refugio permanente. Cazar y recolectar es físicamente difícil para las mujeres en edad fértil, de modo que, en el Neolítico, más mujeres en edad fértil sobrevivieron para tener más hijos, y más niños fueron útiles para las actividades agrícolas, especialmente la cosecha.
Por otro lado, con el neolítico surgieron nuevos problemas. Y es que a medida que se extendió la agricultura y la ganadería, un gran número de especies silvestres fueron reemplazadas por otras domesticadas. Con una disminución de la biodiversidad, hubo una mayor posibilidad de pérdida de cultivos y hambruna como resultado de las bajas inundaciones (en Egipto) y las sequías, así como las plagas de insectos y enfermedades que se aprovechan de las plantas cultivadas. Los animales domesticados transmiten enfermedades que son contagiosas para los humanos, especialmente el ántrax y la tuberculosis. En las densas poblaciones humanas que viven en aldeas permanentes, también aumentan las enfermedades infecciosas: viruela, cólera, varicela, gripe, poliomielitis, etc. Las condiciones insalubres de más personas que viven juntas también pueden crear un ambiente que alienta a los parásitos. Los desechos humanos y los animales que se sienten atraídos por las aldeas pueden transportar las bacterias de la peste bubónica, la lepra, la disentería, etc. Sin medios socialmente aceptables, el efecto psicológico de más personas que viven juntas en asentamientos permanentes también puede conducir a una mayor tensión y violencia.
Bibliografía Principal
Kathryn A. Bard. Introduction to the Archaeology of Ancient Egypt (2007).
[1] División de la escala temporal geológica, la última y actual época del período Cuaternario. Comenzó 11 700 años antes del año 2000 (con un error entre + y – 99 años), cuando termina el episodio frío conocido como Dryas Reciente, perteneciente a la última glaciación.
[2] Herramienta lítica prehistórica que servía para cortar, raspar y perforar otros materiales. Se trata de una piedra de gran dureza, generalmente sílex, que es tallada por ambas caras hasta conseguir una forma triangular con una base semicircular.
[3] Wikimedia Commons. Calendar aswan. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Calendar_aswan.JPG